Después de hacer que se desnude y de que le reciba arrodillado, de la forma en que los musulmanes rezan, después de hacer que lama sus pies, de utilizarle de mesilla y de cenicero, de atarlo, azotarlo de mil maneras, de aplicarle cera, pinzas por los más recónditos lugares de su cuerpo, después de masturbarle cien veces y cien veces impedir en el último momento que llegue al orgasmo.
Después de toda una tarde de suplicios voluntariamente aceptados, el Ama da por finalizada la sesión y suelta a su esclavo.
- Gracias Ama, dice el sumiso ¿desea algo más mi Ama?
A lo que ella contesta:
- Nada más , puedes retirarte, descansa y sueñame.
Entonces el esclavo dice
- Gracias Ama , a sus pies . Y después se retira, descansa, y le sueña.
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