martes, 31 de mayo de 2016

Noé



   Una imagen vale más que mil palabras y mucho más si de ella mana vino.

   El bar chino donde últimamente habito, tiene una de esas fotografías mágicas que cubren toda la pared y en ella se ve una bodega.

   Sé de buena tinta que de noche, la bodega se vuelve real como la vida misma y que el chino entra en ella para saciar su sed de vino añejo y para mitigar su terrible nostalgia.

   Sí, los chinos también sienten morriña, como los gallegos, con los que como todo el mundo sabe tienen tanto en común.

   Como el vino no puede salir de la bodega mágica mas que en el cuerpo, el chino no puede hacer negocio con ella, pero dando buena cuenta de las botellas que allí se almacenan, el pobre hombre amanece borracho y a veces incluso desnudo, sobre la mesa más grande del bar,

   Sus hijas ya nacidas en España y educadas en colegio de monjas se avergüenzan de su padre, que tanto ha hecho por ellas, y como grandes conocedoras de la Fe, de la Biblia y de sus enseñanzas, llaman entre ellas a su pobre padre "Noé"

2 comentarios:

  1. Los chinos, que yo sepa, no tiene nada en común con los gallegos. Tampoco entiendo que sientan "morriña" por nada. Pese a su aparente risa constante, son de una frialdad de acero. Los gallegos, por otro lado, como los lobos, son difíciles de acorralar, tampoco son mucho de fiar, pero son nuestros. Pero, claro, que canten "Ondiñas veñen" tampoco les disculpa.De chinos y de gallegos jamás saqué provechosas consecuencias, o sea.

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    1. Era una broma José Ramón, parece que has sido el único en darte cuenta ¡un abrazo!

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