miércoles, 26 de junio de 2019

Historias de camareros 14 "La llamada de la selva"

Cualquier camarero que se precie va mirando al suelo, y con el rabillo del ojo, va oteando el panorama. De esta manera y escuchando, sabe casi siempre quién llega, quién se acerca, quién se levanta y quién se va. Así, concentrado en los pedidos que lleva en la cabeza y en la libreta, y sin dejar que cualquiera le interrumpa en su cometido, es como atiende al personal lo mejor posible y sobre todo en el orden correcto de llegada. Cuando por algún motivo, alguien al que todavía no le ha llegado su turno le dice algo como "Oiga disculpe", el camarero le contesta "Un momentito señora, ahora mismo le atiendo" para poder llevar su trabajo organizado.
Este es un sistema conocido por casi todo el mundo, y digo casi porque hay un tipo de clientes que gustan de realizar lo que he dado en llamar "La llamada de la selva".
A los camareros noveles, y a muchos veteranos les crispa los nervios esta llamada en forma de shh sht, de personas a las que en absoluto les toca ser atendidos, pues si les tocara serlo, el camarero estaría en su mesa tomándoles nota.
Ante esta ignominiosa forma de dirigirse a las personas, y por el bien de la convivencia camarero-cliente, puesto que lo que a uno le apetecería en estos momentos de tan poco respeto y de tanta tensión, es dejarlo todo a un lado, acercarse sigilosamente a traición y por la espalda al modorro, y sacudirle al bodoque un bandejazo a dos manos, al más puro estilo Bud Spencer, he desarrollado un sistema para solventar este tipo de situaciones sin violencia y sin detención policial alguna.
Se trata de seguir estos sencillos pasos:
Cuando escucho el primer sch sch me quedo parado allá donde esté, mirando el suelo, para localizar la procedencia del silbido y evitar mirar hacia allí, mal que me parta un rayo, una vez hecho esto prosigo,como si fuera totalmente sordo, atendiendo a los clientes que educádamente esperan su turno, e imaginando que es un pajarillo, por ejemplo una picaraza, pobrecica, la que chista.
Cuando el pajarraco intensifica su inútil llamada, imagino que ha cambiado el trino porque está realizando algún tipo de ritual de apareamiento y cuando a esta picaraza se le une su acompañante en la mesa (casi siempre hay una acompañante indignada al lado de un tipo así) imagino que la picaraza principal ha encontrado ya a su amada y que han comenzado el baile nupcial, que les llevará al tálamo y finalmente a la cópula, momento que se percibe claramente al variar ostensiblemente al alza el volumen, la intensidad, y el tipo de berridos que la pareja de amantes produce, ya con la vena del cuello hinchada.
Algunos llegan muy rápido al clímax, a la puesta de los huevos e incluso a la incubación de los mismos, pero es por su propio temperamento explosivo, nunca por el tiempo de espera.
Generalmente, como me tengo por un camarero competente, antes de llegar a estos extremos ya he atendido a los clientes a los que tenía que atender antes que a los tórtolos, y ya estoy junto a su sitio libreta en mano:
- ¿Qué van a tomar? les digo mientras esbozo una gran sonrisa, a lo que ellos siempre contestan indignados "Oiga, que le hemos estado llamando" a lo que yo, con toda la calma de la que soy capaz, respondo " Anda, cómo lo siento, ya me disculparán es que no ando yo muy bien del oído, de todas formas, aunque les hubiera podido oír, no hubiera podido atenderles antes, ya han podido ver la cantidad de vueltas que he dado desde que han llegado"
- Anda ¿pero nos ha visto llegar?
- Pues claro, pero comprendan que si les hubiera atendido antes que las personas que han llegado antes que ustedes, los demás clientes se hubieran enfadado, y con razón, conmigo. Imaginen que ahora que les estoy atendiendo a ustedes alguien me llama y les dejo a ustedes aquí plantados para ir a tomárles nota a ellos.
- Claro, claro, claro, pero es que no sabíamos cuándo iba a venir.
Bueno, es normal, pero ustedes ya veían que yo no paraba quieto ¿verdad? Cuando les pase esto con un sordico como yo tengan paciencia y disfruten del momento ¡Fíjense qué tarde más buena se ha quedado! qué envidia me dan, ustedes aquí tomando algo, con lo a gusto que me sentaría yo a tomarme algo aquí mismo, en esta silla.
Los clientes con este último giro lleno de humor y de amabilidad se ríen y se relajan por fin, les atiendo y se quedan más contentos que unas castañuelas, con sus bebidas, con su sitio en la terraza y con su tarde de fiesta.
Comprendo muy bien el estres, que este sistema tan refinado, puede causar en los clientes que salen de casa a enfadarse con el sufrido gremio de los camareros, de los dependientes de comercio o de con cualquier otro gremio, en vez de a salir a disfrutar de una tarde tan buena, pero con él yo sólo pretendo que el infarto le de a quién corresponde, y no a mi, que al fin y al cabo soy un simple camarero al que además le gusta su trabajo.

Me ves

Cada día estoy más seguro de que para existir hay que dejar de ser

Sólo cuando por fin la persona se ha ido para siempre, se piensa en ella con la intensidad que esta merece

Ahora que no estoy, ahora me ves.

martes, 11 de junio de 2019

Mar

Tu cuerpo es de cristal, una lente de precisión absoluta donde se filtran el espacio, el color, el tiempo, el sonido, la memoria y la luz. Todos ellos vibran  dentro de ti, y aprovechando su fuerza y su movimiento, los vas tallando en tu líquido transparente, amniótico, ancestral. Los vas doblando sobre ti y sobre si mismos, primero en posición fetal, y después, combándolos sin esfuerzo alguno, acaban atrapados en tu nueva forma final.
Ahora eres una bola de cristal, donde el espacio, el color, el tiempo, el sonido, la memoria y la luz llegan a ser una sola y simple cosa: lo que siempre quisieron y debieron ser.