sábado, 26 de marzo de 2016
Ingenua levantada
Levantarme cada mañana es como tirarme de un tren en marcha.
Después del golpe mi gata viene a buscarme y maúlla impaciente para que le siga a la cocina y le de su desayuno. Una vez allí intento recuperarme de la caída diaria al abismo de la vida, con pastillas, tostadas y café.
Hay algo de ingenuidad en todo esto, como en el niño de la parábola, que intentaba meter, en un agujero cavado por él mismo en la arena, todo el agua del océano, pero estas son mis únicas armas, así que, un poco de ingenuidad y los maullidos de mi gata me devuelven al mundo, cada mañana.
Nota: Foto de Carmela realizada por Vampi Monahan.
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