miércoles, 14 de mayo de 2014

Ramona

Llegamos a las siete de la mañana a un pueblo que está a cuarenta kilómetros de Zaragoza. Voy a hacer una prueba para un trabajo de cocinero en una residencia de personas mayores. Para llegar a esa hora hemos tenido que levantarnos a las cinco de la madrugada y como no sé conducir me ha llevado Anabel.
Se suponía que una compañera me iba a enseñar el trabajo pero no entra hasta las ocho así que nos quedamos en la recepción esperando.
Aparece en calzoncillos, con su andador, Juan, que se ha levantado y ha corrido hacia el desayuno algo desorientado. Las chicas de la residencia le acompañan amablemente a su habitación. Todavía es muy pronto para desayunar. Entonces entra en escena Ramona, también con su andador pero vestida y con las ideas claras:
           Dame un cigarro, dame un cigarro.
           Vaya, ya está aquí Ramona, dice una de las chicas, le da un cigarro de la cajetilla que Ramona tiene guardada bajo el mostrador y Ramona sale al jardín a fumar.

lunes, 5 de mayo de 2014

El mismo

    En mis sueños conduzco un viejo coche por pistas de tierra entre campos de labranza de secano.
Salgo del coche y tengo tu aspecto, y eso que cogí el coche para huir de ti.
Vuelvo a la casa de campo de la que huía y al entrar todo es sombrío y siniestro. Paso entre figuras familiares enfermizas, moribundas. Subo la escalera de madera y allí nos encontramos de nuevo. Te doy la espalda, vuelvo a marcharme por donde he venido, cojo el coche y en el mismo recodo del camino me paro para comprobar con una gran angustia que me destroza que tú y yo, en mis sueños, somos el mismo.

jueves, 1 de mayo de 2014

Peso

                                                                           


¿Cuánto pesa un solo edificio? ¿Cuánto pesa un bosque con todos sus árboles, con todos sus pájaros y con todos sus insectos? ¿Cuánto pesa el agua contenida en una presa con todos sus peces?
Sentado en un café veo todos los días todo este peso de cada uno de los pasos que da cada viandante y que caen atrapados sin remedio en la Tierra, veo el peso de cada coche que a su pesar no despega.
Luego está el peso simbólico. ¿Cuánto pesa la cartera o la palabra de un hombre o de una mujer? ¿Cuál es el peso de un país?
¿Cuánto le pesa, en fin, a cada cual su propio mundo interior?

lunes, 28 de abril de 2014

Buzón

   En mis sueños a mi viejo buzón, el de la primera casa en la que viví, el de la primera casa que tuve y que perdí, siguen llegando cartas.
Estoy en el portal, el buzón esta lleno de cartas y no las puedo sacar.
Desisto frustrado. Recuperarlas desde hace mucho tiempo es imposible.
Subo al ascensor. A la casa sí que puedo entrar, pero la casa está vacía.
Las mismas moquetas, las mismas puertas, los mismos armarios, pero dentro de ellos, nada.
El mismo olor destilado durante años por las personas que vivimos allí. En mis sueños mi primera casa todavía huele a nosotros, pero nosotros ya no estamos.
Abro la ventana de la cocina que da a un amplio patio interior cuadrado. También el patio sigue igual, con sus baldosas color teja.
Aúllo contra el suelo del patio con una añoranza profundamente íntima y desesperanzada y el suelo del patio recoge mi voz como me acogió el seno materno contestándome con un eco primigenio cálido y perfecto.
Entonces salto con fuerza al vacío. Sé que esta es la única forma de volver, pero entonces me despierto, desgraciadamente como siempre, justo antes de tocar el suelo.

viernes, 21 de marzo de 2014

Alfalfa





  Desde lo alto de la colina los verdes campos de alfalfa me parecen balsas de agua marina fuertemente agitadas por el frío viento del norte.
Entonces con mi cuerpo pequeño, todavía de niño, bajo corriendo y gritando para tirarme al agua vestido, lleno de una emoción y de un impulso incontrolables.

Al llegar caigo entre las hierbas exhausto por el esfuerzo, por la emoción, por la risa, con el pecho entero colmado de alegría.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El Sol

El Sol es una estrella enana blanca callada. Los planetas se mueven en el espacio rotando sin hacer el menor ruido. Las colisiones entre planetas se han dado siempre en el más estricto silencio. Por tanto no puedo quejarme de que mi voz nunca llegue claramente a tu pobre corazón. Pero eso no quita para que el mío enmudezca poco a poco de tanto clamar en tu desierto. (Cardiofaringitis Sahariana).
Soy un ser absurdo pues tiendo hacia lo sordo sin remedio. También me iré sin lograr hacer ningún ruido en una noche de invierno. Siempre fui un niño educado y silencioso.

Soy como la nieve que refleja la luz y absorbe el sonido. Soy un fantasma con sus pasos vencidos.

martes, 11 de marzo de 2014

En mis sueños bañera

En mis sueños mi antigua bañera está llena de una sola lágrima gigante y cuando me desnudo y me meto en ella se va transformando ante mis ojos tranquilos en gelatina, en mercurio, en plomo y por fin en ámbar.

Sumerjo también mi cabeza y allí me quedo cristalizado en paz, como un insecto, dentro de un silencio naranja  absoluto y perfecto.

viernes, 7 de marzo de 2014

En mis sueños hierba

En mis sueños no caigo desde el cielo, yo ya estoy abajo tumbado entre la alta hierba.
A través de las briznas y tapándome el sol aparece John Lennon con su barba, con su pelo largo y con el traje blanco. Desde el interior de sus gafas me dice:
            ¿Qué haces allí abajo, que no te levantas?
A lo que contesto:
            Déjame en paz, joder. Ya he escuchado todos tus discos.
            ¿Ah, sí? ¿Y qué te parecieron?
            Me gustaron más los de Joni Mitchell. Lo siento, John, los tuyos ya están muy sobados. Por cierto, me levantaré cuando tú te levantes de tu tumba. No me molestes más.


John se desvanece y el viento mece de nuevo la hierba y mi paz.

martes, 4 de marzo de 2014

En mis sueños mi gata



En mis sueños mi gata se hace gigante y va caminando a Woodstock, donde de un solo bocado engulle a Jimi Hendrix con su Stratocaster y todo.

Ella se relame y Jimi sigue y sigue tocando como un jodido poseso del demonio en el interior, lo que produce en mi gata un suave y profundo ronroneo perfecto para sestear bajo el sol.

lunes, 3 de marzo de 2014

En mis sueños

En mis sueños nado bajo una enorme ballena azul que me acaricia con su vientre blanco y calloso.
Me siento orgulloso, seguro y protegido cuando emite sus bellos y profundos sonidos que abaten mis penas y mis miedos, haciendo vibrar mis entrañas y golpeándome en el justo centro de mi corazón.

Me giro hacia arriba y le devuelvo la caricia a mi madre con mi tripa blanda y todavía suave y así, hacia arriba, en mitad del agua inmensa del océano, velado por la gran sombra de mi madre, imito su canto y por primera vez veo el sol.

                                                           



martes, 25 de febrero de 2014

Sobre "LA Música"

  Todos sabemos muy bien o que es la música. Antes de que supiéramos hablar nuestras madres ya nos arrullaban cantando con ella y esos sonidos fueron a nuestros oídos y a nuestros cerebros lo que la leche materna a nuestras bocas o a nuestros cuerpos. Así que nadie necesita que venga ningún intelectual a que nos la explique.
 Nadie debería apropiarse de algo que existe desde los albores del ser humano y del reino animal, no olvidemos que muchos otros animales al igual que nosotros también arrullan a sus crías cantando como hacen los pájaros o las ballenas. pero de esta música, de la verdadera música, verdadera y esencial nadie habla.

martes, 18 de febrero de 2014

La clínica


No hay razón para ello pero existe algo obsceno, surrealista, humillante y extraño en recogerse uno a sí mismo una muestra de semen a las nueve cuarenta y cinco para coger un taxi a las nueve cincuenta para llegar a la clínica privada antes de las diez treinta y esperar ante un mostrador con la muestra en el bolsillo de la chaqueta calentándola con la mano izquierda porque, según te dijeron las enfermeras, cuando hiciste lo mismo para el espermiograma, el calor les va bien a tus chicos.
La recepcionista te pregunta si le has puesto el nombre, como no lo has hecho intenta escribir tu nombre y tus apellidos en una pegatina. Como no le sale escribir tu primer apellido bien acaba por escribir, en tu muestra de semen, el nombre y apellidos de tu mujer. En el segundo apellido se deja una tilde, eso sí, lo escribe todo con mayúsculas. La recepcionista no toca la muestra y te da la pegatina para que tú mismo la pegues en el bote. No recoge la muestra y te hace esperar en una salita muy moderna a que salga una señora del laboratorio que te pregunta si el nombre de la etiqueta es el mismo que le han dado a ella. Comprueba que es así y te dice que te pases a recogerla a la una y cuarto.
Tú subes las escaleras que llevan a la puerta de la clínica privada, impolutas, te pones las gafas de sol y sales de allí como si hubieras cometido alguna falta y con un agujero más en el alma, pequeñito, pero al fin y al cabo con otro agujero y te vas como si nada a un bar cercano a tomarte un café.

jueves, 6 de febrero de 2014

El segundo café de la mañana

Voy al trabajo caminando y en la puerta de un bar veo a un hombre vestido de faena, con el mono lleno de manchas de pintura. Fuma y bebe café con la mirada preocupada, perdida y algo esperanzada. Está buscando en el segundo café de la mañana el impulso que le falta para volver al tajo.

El segundo café de la mañana es una de esas cosas que no te falla nunca, como los primeros discos de Tom Waits o los últimos de los Beatles, como medio orfidal a tiempo, como una tortilla de patata, como unos calcetines gordos, como un tiro en la sien. Cumple su cometido en el mundo con una efectividad asombrosa, barriendo del cuerpo y del pensamiento la pereza y la desesperanza contumaces. 
Sigo camino y veo también a manadas de niños cargados con unas mochilas monstruosas que se enfrentan a su mundo sin Tom Waits, sin los Beatles, sin orfidal y sin el segundo café de la mañana. ¡Qué valientes son! ¡Y qué pequeños!

Casi llego a mi destino, me siento en un bar cercano al trabajo sí, es mi segundo café de la mañana. Frente a mí hay un instituto al que entran en tropel manadas de chavales y de chavalas que hacen lo mismo que hice yo, que hicimos todos: ir hacia el futuro por inercia, sin la menor intención. Pienso que todo se repite una y otra y otra vez y les deseo a todos ellos que en el futuro no les lleguen a faltar, si no las cosas grandes, al menos las cosas pequeñas como el segundo café de la mañana y alguna cosa medianeja, como la esperanza.

martes, 4 de febrero de 2014

Desamor

Un desamor tremendo, no sé si me entiendes. No me refiero a un fracaso sentimental. Yo me refiero a algo más profundo, a algo que está más adentro. Me refiero a la falta de amor. No a la falta de amor real, pues a casi todos al final acaba por querernos alguien, sino a esa carencia asentada y sentida desde el inicio de la vida.
Si fuera más insensible no lo notaría y si fuera más débil aceptaría cualquier droga o me metería en cualquier cama o desaparecería para siempre para no sentirlo más.
Aquí está mi viejo compañero dispuesto a no dejarme ni un solo momento, ni siquiera en los peores.
No me digas, lector, que te estoy desolando. Si puedo tocarte eso con mi pluma es porque «eso» tú ya lo tienes allí dentro y es tuyo y no mío. Disculpa si te he pinchado un poco con esta tinta azul que lleva mis cuadernos y mis noches en vela.

     

jueves, 30 de enero de 2014

El patinador



La vanidad del patinador sobre hielo. Él es el mejor del mundo, de Europa, de su país, de su club... da igual, lo importante es que él lo sabe pero, ¿mejor en qué? ¿Ha desarrollado una vacuna? ¿Ha inventado algo? No, pero la tele retransmite su actuación porque es difícil y él es un ser disciplinado. Le hacen planos cortos, planos largos, medios planos mientras se desliza.

El patinador sonríe en medio del esfuerzo como si no sudara, como si no fuera una persona, como si fuera un ser casi divino que fuera en realidad capaz de patinar sin esfuerzo. Repite sin cesar lo que otros hicieron ya. A veces se cae y enseguida se pone de nuevo en pie, siempre sonriendo en una mueca antinatural y también largamente ensayada y la tele lo retransmite, lo retransmite, lo retransmite.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Los Lunáticos

Ya, ya, ¿pero qué pasa cuando la tristeza es tan intensa que no te deja dormir?
Aunque mantengas el tipo y nadie se dé cuenta o aunque los demás se den cuenta y crean que estás triste porque tienes problemas económicos o roces con tu pareja que también podría ser, cuando esta tristeza, que es como un mar de fondo que llevas dentro y que no cesa, se apodera de nuevo de ti, a los pocos días de no poder dormir, como digo, a veces, cuando recuerdas algo o a alguien, te das cuenta de que ese recuerdo no es real. Es un trozo de sueño que no recordaste al despertar y que aflora de repente en ese momento preciso. O puede que quizá la mente siga soñando siempre, en todo momento y que no nos demos cuenta, igual que la Luna sigue en el cielo aunque no la veamos durante el día a causa de la luz de los rayos del Sol.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Por partes

Me encuentro con Dani Clemente y le cuento la situación: no me han cogido en la única entrevista de trabajo que he hecho, llueve y no he podido poner los carteles de mis clases particulares de guitarra. Le cuento que estoy pensando en vender mi cuerpo pero que comprendo que a mi edad y en mi estado solo lo podría vender por partes. Que si un trocico de hígado, que si un riñón, que si una córnea, cuarto y mitad de retina...
Él me mira y me dice muy serio, «Quique, no te subestimes, conozco a un par de ancianas a las que les podrías interesar».

Me emociona su confianza en mi futuro. Me abalanzo sobre él y le beso y le abrazo.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

El corte de pelo

La primera vez que me rapé el pelo lo hice sin saber muy bien por qué. Era un crío y quería llamar la atención, o algo así.
Recuerdo el tremendo grito que profirió mi madre cuando me vio y el coñazo que me dio durante años; primero por habérmelo cortado, segundo para que de alguna forma ocultara mi «error» por medio de sombreros y gorras y, ya más tarde, tuvo el resto de la vida para recordármelo a mí, a mis amigos, a mis novias y a todo el que se le pusiera por delante.

jueves, 5 de diciembre de 2013

La Mancha



Una mañana Axl, al salir de la ducha con el pelo mojado y retirado hacia atrás, descubrió que tenía una mancha verde en la oreja derecha, justo en la parte superior del pabellón auditivo. Pensó en que las sábanas podían haber desteñido, pero las sábanas no eran nuevas y además eran blancas. Las toallas eran amarillas. No tenía ningún champú ni jabones nuevos. Intentó quitarse la mancha frotando con la esponja y con jabón. Se frotó también con la parte áspera de la esponja pero solo consiguió enrojecer el resto de la oreja. La mancha verde seguía allí. Se peinó como pudo y con bastante buen resultado, cambiándose la raya de lado y gracias a su melena corta, logró esconder la mancha de forma que nadie notara que la tenía.

lunes, 25 de noviembre de 2013

La señora del caballo

Hace tiempo, en la Calle Mártires, había una señora con poco pelo a la que por alguna razón le gustaba meter gallinas vivas en el pequeño escaparate de la relojería que regentaba. En la calle Osaú tenía también un pequeño almacén. Se trataba de uno de los cuatro o cinco locales que algún genio había dejado construir adosados a la Iglesia de San Gil. Eran casi casetas que afeaban el lateral de la Iglesia y su torre Mudéjar.

viernes, 22 de noviembre de 2013

la estufa

Un niño intenta dormir en una noche heladora. Está en la cama vestido y con el abrigo puesto, pero su cuerpo no genera suficiente calor como para que su ropa le caliente. El suelo del cuarto está lleno de suciedad y polvo, de cartones, de trapos, de ropa sucia, de camas y de un sinfín de objetos, algunos de ellos indescriptibles. Otros seres humanos, su familia, duermen vencidos por el agotamiento.

martes, 19 de noviembre de 2013

El salto

Vuelvo a casa caminando y ya a lo lejos veo que la policía ha cortado la calle. También hay una ambulancia y un cuerpo medio tapado bajo una manta en el medio de la calzada. Está a la altura del portal de al lado. Algo impresionado paso de largo y subo a casa. Mi mujer me cuenta que una chica se ha tirado desde el quinto piso. La ha oído caer cuando estaba llegando a casa y ha ido a socorrerla junto con otras personas. Ha sido terrible. Pronto ha venido la ambulancia con los sanitarios que, después de darles las gracias, les han dicho que se marcharan. Ya se ocupaban ellos. Mi mujer está afectada como no podía ser de otra manera.
La ambulancia y la policía no se mueven durante mucho rato y no sabemos si la chica está muerta y están esperando a que llegue un juez a levantar el cadáver o a un médico para que certifique la muerte, si está agonizando o si se ha salvado. La damos por muerta porque pensamos que si estuviera con vida la habrían llevado a toda prisa a un hospital.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Los fiambres.

Cuando vives en una calle con algunos vecinos ruidosos muchas veces te gustaría que dejaran de gritar. Da igual que se cambien de barrio o que les atropelle un camión. Lo que sea con tal de tener algo de silencio.
Nuestros vecinos de la casa de enfrente eran así.
Como no sabemos sus nombres y tampoco nos apetece mucho acercarnos a ellos amigablemente para establecer una cordial relación de amistad, cada uno tiene su mote.
El “Tus muertos” tiene ese nombre porque el día que aterrizó en la casa de la que suponemos era su señora lo hizo gritando “¡Tus muertos!”. Prácticamente era lo único que gritaba o al menos lo único que se le entendía de todo lo que gritaba. La misma noche que llegó destrozó con un martillo el cristal de la puerta de su propio portal para que corriera un poco de aire en su nuevo hogar, que era un bajo. Después de aquella aparición triunfal el hombre se serenó y la verdad es que ya solo gritaba “Tus muertos” cuando le azuzaba su mujer.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Pelando patatas

Hemos cerrado la tienda y de momento no tengo trabajo. Es domingo, mientras tomo un café en una terraza me llama un amigo. Este amigo inauguró un bar hace una semana y fuimos a la fiesta que dio aquel día, por lo visto les ha fallado una camarera. “¿Que si puedo quedar para habar con él? Claro que sí. ¿Qué si puedo entrar a trabajar dentro de una hora? Por supuesto”. Me voy a casa a recoger algunas cosas y me dirijo al bar. Como lo acaban de abrir justo antes de las fiestas del Pilar apenas han tenido tiempo de preparar tapas y las van haciendo casi sobre la marcha. Gabi, que así se llama mi amigo, me presenta a Lucía, la camarera y a Alex, su socio, que además es también el cocinero. 
Es Alex el que necesita más ayuda, así que una vez que ya nos conocemos me lleva a un office (en español “antecocina”) y me sitúa delante de un saco de patatas. A mí siempre me han gustado este tipo de trabajos manuales que requieren la participación de una parte del cerebro, que lo aquietan por medio de los movimientos repetitivos y que dejan la mente ya relajada dispuesta a un tipo de pensamiento sereno.
Desde mi cubículo oigo partes de conversaciones mezcladas con risas, gritos y con la bocina que mis nuevos compañeros tocan cuando alguien deja “boooote”, a lo que sigue un “Que nos vamos a Cubaaa” que recitan con guasa una y otra vez.
Las voces me transportan a momentos de mi vida en los que he estado adormilado. Me recuerdan las voces que escuchaba a lo lejos cuando estuve en coma, pero sobre todo me dejan tiempo para estar tranquilo.
Yo pelo patatas y las voy cortando unas veces cuadradas para las bravas y otras en lonchas finas para hacer huevos rotos. Pelo, corto, pelo, corto y me siento por fin en paz.

lunes, 28 de octubre de 2013

El Circo Mundial

En uno de mis paseos matutinos veo anunciado el Circo Mundial en un cartel con tres trapecistas subidas a un pobre elefante. Nunca me ha gustado el circo, que me producía de niño una tristeza indescriptible. Entonces no sabía por qué, puesto que solo era un niño. Hoy guardo una imagen mental de todo aquello.

jueves, 17 de octubre de 2013

la protesta

La protesta está bien pero solo es reacción. Necesitamos acción no violenta, positiva, creativa y creadora para cambiar las cosas profundamente.
Si de verdad queremos cambiar las cosas no podemos quedarnos en una lucha meramente superficial por los recursos materiales. Esa lucha la tenemos perdida de antemano porque los que manejan los recursos tienen también los medios para seguir acumulándolos y esto queda demostrado claramente puesto que con estos medios han llegado a acumular lo que ya tienen. Esta reacción por conservar las cosas solo nos desgasta y nos resta energías para el verdadero cambio, que debe ser interior, para después extenderse al entorno. El ser humano debe ir más allá de las cosas para poder ver lo verdaderamente bueno que casi siempre está allí y que es sistemáticamente ignorado por todos nosotros.
Debemos renunciar a los objetos para dejar de ser explotados y expoliados cuando por fin conseguimos acumular algo. Hablo incluso de renunciar a una vida cómoda y longeva para poder acceder a una vida plena llena de sentido y verdaderamente humana.
¿No lo ves claro? Solo te haré una pregunta, ¿qué ha sido lo mejor de tu vida y quién te lo ha dado?

viernes, 27 de septiembre de 2013

Los vendedores de juguetes

 
 Recuerdo hace unos años cuando una ministra, no recuerdo de que gobierno, apareció en los medios diciendo que se iba a prohibir que  los juguetes y los cromos se utilizaran como reclamos para venderles a los niños comida basura. Estuve pendiente de esta noticia unos meses, me interesaba mucho porque yo tenía una juguetería.
   Un día pasó por la tienda un representante de juguetes que con el tiempo se hizo también amigo y le saqué la conversación. El me dijo:

- Ya te puedes olvidar.