lunes, 28 de abril de 2014

Buzón

   En mis sueños a mi viejo buzón, el de la primera casa en la que viví, el de la primera casa que tuve y que perdí, siguen llegando cartas.
Estoy en el portal, el buzón esta lleno de cartas y no las puedo sacar.
Desisto frustrado. Recuperarlas desde hace mucho tiempo es imposible.
Subo al ascensor. A la casa sí que puedo entrar, pero la casa está vacía.
Las mismas moquetas, las mismas puertas, los mismos armarios, pero dentro de ellos, nada.
El mismo olor destilado durante años por las personas que vivimos allí. En mis sueños mi primera casa todavía huele a nosotros, pero nosotros ya no estamos.
Abro la ventana de la cocina que da a un amplio patio interior cuadrado. También el patio sigue igual, con sus baldosas color teja.
Aúllo contra el suelo del patio con una añoranza profundamente íntima y desesperanzada y el suelo del patio recoge mi voz como me acogió el seno materno contestándome con un eco primigenio cálido y perfecto.
Entonces salto con fuerza al vacío. Sé que esta es la única forma de volver, pero entonces me despierto, desgraciadamente como siempre, justo antes de tocar el suelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario