viernes, 15 de noviembre de 2019

Soledad, comunicación, gato.

Hace no tanto tiempo, incluso cuando ya existían el telégrafo, la radio y el teléfono, cuando uno se cambiaba de dirección y no dejaba sus señas a alguien de confianza, podía perder el contacto para siempre con personas que le importaban. Uno podía perderse y no volver a encontrarse jamás con un familiar o con su pareja.
Para estos casos tenían los antiguos La Luna. Hay un poema chino en el que un amante le decía a su amada que estaba en la guerra, en el otro lado del país, y que no sabía si volvería a verla, pero que miraba la Luna porque sabía que en ese preciso momento ella estaba haciendo lo mismo, y así tenía la sensación, de que a través de La Luna, ambos estaban juntos.
En nuestros tiempos modernos La Luna fue sustituida por la televisión, viéndola, de algún modo, sabías que no estabas sólo. Hubo quien llegó a decir que en los tiempos modernos, para estar realmente sólo, había que apagar la tele y poner un D.V.D,
Por fin, gracias a Facebook y a otras redes sociales, esta comunicación, que se ejercía en una sola dirección, ahora puede realizarse es las dos, pero aun así  seguimos estando solos.
La soledad, entonces no tiene que ver con las formas de comunicación, sino con la hondura con la que somos capaces de comunicarnos de forma íntima, recíprocamente, con otro interlocutor.
Sobre la calidad de este interlocutor habría mucho que decir, ni siquiera tiene que ser humano, las más de las veces, el poderío y la profundidad de un solo gato, suelen bastar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario