martes, 20 de diciembre de 2016

Ventana y pupitre

El tamiz de la niebla produce una luz uniforme y mustia como de tubo fluorescente.

Todo es una gran sombra, el mundo hoy está tórpemente iluminado.

Los cuerpos se encogen y me reencuentro con mis días de escuela, días sin escapatoria posible. Mi pupitre tantos años junto a la ventana, caprichos de un orden de lista inalterable en el colegio de curas.

Tiempo en bloque, comprimido como la masa en un agujero negro.

Dejaron sin matices nuestra infancia, sin cambios, inmutable, y hubieran hecho lo mismo con todas nuestras vidas si gracias a Dios no se lo hubiéramos impedido.

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