¿Cuántas veces la belleza fue nuestro asidero y nos salvó la vida en medio del naufragio?
Cuando ya no se te acercan los vendedores ambulantes, ni los curas, ni los otros por-dioseros, sólo queda un último recurso: la triste belleza del arte que te rescata llevándote a un puerto que es indestructible y seguro desde la noche de los tiempos.
Pd: En la foto el gran salvador J.S. Bach.
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