sábado, 30 de enero de 2021

Conciencia de uno mismo

 La autoconciencia se adquiere, en mi modesta opinión,  cuando uno imagina por primera vez al otro haciendo algo sin nosotros por primera vez.

Una vez adquirida esta autoconciencia ya no volvemos a pensar mucho en el otro, ya hemos obtenido de él todo lo que necesitábamos.

sábado, 23 de enero de 2021

Porque siento

Me parece a mí que antes del pensamiento no va el pre-pensamiento sino e sentimiento. Pensamos porque algo nos preocupa o nos ilusiona, porque tenemos miedo, o sentimos felicidad, o deseo, entonces, si pienso porque siento, siento, luego existo.


"Prepensar"

 Podemos pre-sentir, pre-ocuparnos, o pre-ver, pero no podemos pre-pensar, no podemos pensar antes de pensar, así que nuestra capacidad de raciocinio carece de esta habilidad de anticiparse a si misma, lo que no ocurre con otras capacidades como pre-venir, o quizá sí la tengamos, pero no la utilicemos nunca, puesto que con pensar ya tenemos suficientes problemas. 

Así que quizás le damos demasiada importancia a esta tan cacareada razón, que no viene equipada con esta aplicación de pre-pensamiento, y deberíamos retomar la importancia de las otras capacidades antes mencionadas y de otras similares.

Se podría decir que esta divagación mía se ajusta demasiado al sentido literal de las  palabras, de los verbos que comparo, pero el hecho es que si esta capacidad de pre-pensar existiera y se utilizara,  tendría una palabra propia que confirmara su existencia y su uso.

sábado, 16 de enero de 2021

 Queridos amiguicos, son las tres y media de la madrugada y estaba yo pensando algo un poco lúgubre, algo así como que retirarse del mundo, eso, no puede hacerse, ni siquiera cascando, porque sea el que sea el estado en que uno quede, al dejar el edificio, sigue teniendo un espacio, pequeño, pero al fin y al cabo espacio, en el universo, pues no se puede dejar de existir nunca, al menos de forma material. 

Sin entrar siquiera en si existe el más allá, lo que está claro es que una parte de nosotros se queda, queramos o no, aquí, en el más acá.

Después de esto he pensado que, jodo, menuda encerrona y que un encierro así sólo se le podía ocurrir al de arriba, si es que existe.

El lado positivo es que vamos a estar mucho, pero que mucho rato juntos, y aunque algunas compañías se pueden hacer eternas, a otras da gusto verlas y hacen que la cosa, sea la que sea, merezca la pena.

Que estemos mucho rato por aquí en el estado que sea juntos (esto seguro que se nos cumple, lo noto) pero por si acaso decimos otra vez: que se nos cumpla.

Amén,

miércoles, 13 de enero de 2021

El sentimiento de la vida

 Estaba yo en el bar trabajando y entre un plato sentía que mi mente trabajaba en estas frases, que se me habían ocurrido hacía ya unos días:

"Dar sentido a la vida ¿Será darle un sentido, una razón, o será darle, mejor, un sentimiento? ¿le has dado una razón a la vida o la has sentido?"

Mientras tanto, en una mesa, una señora le decía a otra que un compañero de su oficina había dicho por la mañana "Para que yo me vaya tendrá que venir alguien que valga tanto como yo" y ambas reían

Entonces un pensamiento en forma de imagen ha ascendido a mi consciencia y me he dicho a mi mismo "Vales tanto cuanto seas capaz de amar, lo demás no vale nada" y así han quedado concluidas las frases en las que mi mente trabajaba en un segundo plano, porque me he dado cuenta en ese preciso momento, de que efectivamente el sentido de la vida no es una razón, sino un sentimiento, que no es otro que el amor. 

Una vez apuntada esta idea en la ficha de cartón blanca con rayas rojas, que siempre llevo en el bolsillo trasero del pantalón vaquero a tal efecto, me he ido a levantar los primeros platos de la mesa dos.

sábado, 2 de enero de 2021

Historias de camareros volumen II (98-102)

 Historias de camareros 98 "Dios mío, también tomará café"

—Buenas, señores, ¿qué tal el postre?

—Muy bien.

—¿Tomarán café? —pregunté a la mesa de seis comensales.

—Yo, no.

—Ni yo.

—Nosotros dos tampoco.

—Tampoco yo —dijo el quinto.

—Pues yo, sí —apuntilló la señora que había tardado media hora en comer el primero, media hora en comer el segundo, y otra media en acabar el postre.

Ante este nuevo embate del destino, los cinco acompañantes de la señora pusieron los ojos en blanco, y cabecearon llenos de desesperación, los tenía a todos secuestrados. Ya los había observado yo, ya, desfallecer de aburrimiento y de hambre mientras contemplaban, con creciente odio, cómo la señora, que se había sentado a la cabecera de la mesa, comía una ganchadita, y dejaba la cuchara y luego el tenedor, para hablar, para hablar, para hablar.

—Están los de la mesa dos secuestrados —me dijo Rosa al verlos.

—Ya lo veo, ya —contesté—, pobre gente.

—Sí.

Así que allí estaba yo ante la señora que también quería tomar café.

—¿Qué café tomará?

—Café sin azúcar.

—Bien, pero ¿qué café?

—Café con leche —decía arrastrando las palabras.

—Muy bien, con leche sin azúcar.

—Pero descafeinado.

—Perfecto, descafeinado con leche sin azúcar.

—Pero sin azúcar, muy caliente, que queme.

—Sí, sí, muy bien, muy bien —decía yo mientras me iba alejando de la señora para evitar que siguiera diciéndome cosas y para no caer redondo como un bolo ante la pesantez de tan absurda conversación.

Cuando ya estuve en la cafetera, pensé, madre mía, qué espanto, vaya secuestro han tenido estos señores, y aún les queda el café. Conseguí deslizarle el café con leche a la señora desde un costado de la mesa, evitando entrar en su campo visual y abandoné a los cinco comensales a su suerte, pues ni yo ni nadie en este mundo ni en el otro, podía hacer nada por su salvación.

Ay, cuántas veces se ven estos secuestros en los bares, esto es asombroso y cruel, y yo me pregunto: ¿Qué lleva a un grupo de cinco comensales como este a exponerse, voluntariamente, a tal tormento? ¿Hacen estas personas penitencia ante el Altísimo? Y si es así: ¿Qué tremendos pecados ha cometido esta gente? ¿No es esta penitencia, en forma de semejante padecimiento atroz, una invitación al pecado mortal y al estrangulamiento en grupo? ¿Es que ya no se estrangula como antes? Y, sobre todo, ¿por qué tenía la señora que pedir el café sin azúcar, no le valía con no echarlo ella misma en la taza?

Secuestraditos del mundo, uníos; formad grupos de apoyo, como los de alcohólicos anónimos y, sobre todo, no nos traigáis a los bares a semejantes elementos. Los camareros luego tenemos pesadillas y tememos que los palizas se aprendan el camino y vuelvan a por nosotros.

Diosito, ayuda a los secuestraditos de mundo, amén.


Historias de camareros 99 "Los huevos fritos"

—Oiga, oiga, camarera —le dice el primer cliente a las nueve de la mañana a Rosa—. Si me tomo la oferta de huevos fritos con jamón, o con beicon o con morcilla, más bebida por cinco cincuenta, ¿me dan una botella entera de vino de la casa?

—Pues no, señor, con la oferta va una copa de vino o una caña o un refresco.

—¿Y cuánto me cobrarían entonces por la botella si cogiera esta oferta?

—Pues lo que vale la botella.

—¿Y si en vez de huevos con jamón los tomo con lomo?

—No tenemos lomo.

Y así se ha ido este espécimen del bar sin su botella de vino gratis. No sé lo que debe de pensar que vale una botella de vino en un súper, pero, vamos, que por cinco cincuenta podría comprar varias botellas o cinco briks de Don Simón. Qué manía tiene la gente de ir a negociar en mitad de todo el follón con los pobres camareros que no pueden cambiar los precios a su antojo.

En fin, qué diícas nos esperan.

Como dice a veces Rosa a voz en cuello en mitad del servicio, cuando se nos empiezan a comer por los pies los monguers: "Cristo, ten piedad, Señor, ten piedad".


Historias de camareros 100 "Agua"

—Muy bien, señora, entonces: ¿Le pongo el agua fría o del tiempo?

—Ni fu ni fa.

Y ni siquiera han empezado las fiestas del Pilar, así que, Diosito, por favor, por favor, llévame antes de que acabe el pregón.


Historias de camareros 101 "Dios los cría..."

—Buenas noches, ¿ya saben lo que van a tomar? —les pregunto a dos jovenzanas.

—Una pregunta —dice una—: ¿Me puedo pedir un bocadillo que me invente yo?

—No.

—Pues entonces un Teruel.

—¿Y usted?

—¿El bocadillo de calamares es así como dice aquí "Calamares con mayonesa y picante"?

—Se lo puedo asegurar, ¿ve?, aquí lo pone en la carta, lo pone así para que sea así, ¿ve?

—Es verdad, aquí lo pone en la carta.

—¿Lo quiere sin mayonesa o sin picante?

—No, no, si es que me parece estupendo que lleve mayonesa y picante.

—¿Lo apuntamos entonces?

—Sí, sí, apunte, apunte.

Y yo me voy a la cocina a cantar la comanda sin poder creer la conversación tan absurda que acabo de mantener, ya después de que haya acabado el pregón de las fiestas del Pilar. Y me pregunto: ¿Por qué Diosito no me concedería ayer la gracia de llevarme a su diestra antes de que acabara el pregón? ¿Es que el cielo está lleno de camareros y ya no le caben más? Y, si es así, ¿es que vamos a tener que acabar todos nuestros años de cotización todos los camareros del mundo, sin el consuelo de un posible fallecimiento súbito, al pie del cañón, en el desempeño de nuestras funciones? ¿No podemos los del gremio pensar "vale, me voy a trabajar otra vez, pero a lo mejor casco, y este es mi último día con el sacacorchos y el paño de secar vajilla"?

Y por último, querido Diosito, ¿de dónde te viene esa manía tuya de crearlos y después dejar que ellos se junten? ¿No sería suficiente con crearlos sin que se juntasen? Así, al menos, vendrían a los bares de uno en uno y no en manadas, los monguers.

Les cuento todo esto a las compañeras y les recuerdo lo que siempre les digo antes de que empiecen los pilares: "Chicas, ya lo sabéis, sobre todo, si me desmayo, no me reaniméis, me tapáis la cabecica con un trapico limpio y me dejáis allí hasta que se acabe el servicio".

Ellas se ríen y volvemos al trabajo.


102 “Halloween”

Siempre nos cuesta mucho a Rosa Alarcón y a mí en Halloween distinguir a los clientes del bar que vienen disfrazaos y a los que no, y hay que tener mucho cuidado porque imagínate que le pones una caña a un señor y le dices en plan de broma "Aquí está su caña, Don Drácula", y resulta que no va disfrazao, o que va disfrazao pero no va de Drácula, no sé qué es peor.

En fin, esta noche siempre es un sinvivir, así que me figuro que antes de las diez ya estaremos diciendo eso de: "Señor, ten piedad; Cristo, ten piedad", a ver si esta vez el Señor e incluso Cristo nos ayudan, que últimamente nos ponen muchas pruebas y luego nos abandonan a nuestra suerte.

Un abrazo y salud.



A vueltas con los objetos y con el "orden" y el respeto.

 Las cosas tienen vida propia, no como la nuestra, porque no tienen cerebro. pero en cuanto las adquirimos, e incluso antes, comenzamos a pensar en ellas y así pasan a formar parte de nuestro sistema nervioso central, y por tanto de nuestro cuerpo, de nuestro ser, como si fueran un periférico de un sistema operativo, de un sistema nervioso central, y de este modo les damos una energía que se suma a la que ellas ya tenían. 

Con esta energía que ahora poseen van acomodándose en el espacio y buscan por ellas mismas su lugar en el mundo, así una bonita jarra para el agua, puede ser colocada una y mil veces como adorno en el centro de una mesa de comedor, pero ella, no se sabe muy bien con qué métodos, acabará dentro de la nevera, o junto al grifo donde es llenada, o en la mesa de estudio donde más se vacía.

Digo todo esto por las personas "ordenadas" que luchan inútilmente contra el desorden, que es la esencia misma del universo conocido, que luchan contra el caos sobre el que este se asienta. 

Cuando estas personas sueltan su famosa frase "Un lugar para cada cosa y una cosa para cada lugar" no tienen en cuanta la opinión de las misma cosas, que tienen su propia existencia y su voluntad, y así intentan interferir en vano en la naturaleza del universo, de la que los objetos forman parte y en el desequilibrio que hay en todo los procesos, que hace que todo fluya evolucione y viva.

Hay que dejar en paz a las personas, a los animales, a la naturaleza, a los objetos  ¿Cómo va a haber silencio, tranquilidad y paz en el mundo si no hacemos mas que llevarle la contraria y vivir en contra de todo él? hay que dejar que lo que existe tenga su propia existencia respetando su propia voluntad.


jueves, 31 de diciembre de 2020

Menos. más

Tengo que decir, que en mi humilde opinión, todo lo que tendría que ir a más va a menos y que todo lo que tendría que ir a menos va a más. 

Menos mal que menos no es más y sobre todo que mas no es menos.



lunes, 28 de diciembre de 2020

Sueños, vigilia, narración.

 En los sueños todo ocurre a un tiempo y nosotros, cuando despertamos, intentamos organizar lo soñado dándole un sentido narrativo y lineal.

En la vigilia ocurre lo mismo, todo sucede a un tiempo y así lo percibimos. Después, en milésimas de segundo organizamos lo que creemos que está sucediendo dándole un sentido narrativo y lineal.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Las palabras que nos faltan

 No existe, creo yo, en español una palabra para denominar el dolor mental, la tenemos para las migrañas, para la metatarsalgia y para todo tipo de dolores de cualquier parte del cuerpo, pero para el dolor de la mente no hay una palabra concreta, es algo que se oculta tanto que ni siquiera se nombra. 

Para referirse al dolor mental se puede usar la palabra genérica "sufrimiento", que también puede utilizarse para el dolor intenso que se tiene cuando por ejemplo uno se rompe una pierna, o le duelen las muelas, así que para el dolor de la mente, o si se quiere del alma, no tenemos una palabra y tenemos que utilizar al menos dos.

Los antiguos sabios chinos decían que era importante para poder pensar bien sobre cualquier cosa, que las palabra que se utilizara fueran las correctas, si le damos la vuelta a este precepto, para no pensar en algo de ninguna de las maneras, la mejor estrategia es no concederle su propia palabra, aunque parece que este oficio, el de crear nuevas palabras, para entendernos mejor unos a otros, para poder pensar mejor, para mejorar al fin y al cabo el mundo mediante el el lenguaje, que se utiliza en todos los procesos humanos, ese oficio de creador de palabras, ni siquiera está inventado, ni hay intención alguna de crearlo. 

Hay cosas que se saben desde hace milenios, pero nosotros no usamos esta sabiduría, que parafraseando a Buñuel cuando hablaba de Dios “Si existe es como si no existiera”