Nos hemos preocupado tanto, de intentar saber si existe la verdad, de definir en tal caso qué es, y sobre todo en discutir sobre quién la tiene, que no hemos pensado mucho en cómo debería usarse o cuándo.
Sobre esto, creo yo, que no todo el que la posee tiene derecho a decirla, a utilizarla, el buen o mal uso ya sería harina de otro costal.
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