Cuando el individuo pide ayuda se le aísla en medio de nuevos reproches y de nuevas exigencias y acusaciones. Este es un procedimiento tosco, que se ejecuta personal y colectivamente, y que ya no engaña a nadie, es una forma de violencia muy cruel que debe desaparecer, si sus ejecutantes no quieren acabar pagados con similares monedas, o de no ser posible, y en justa y apropiada defensa propia, con un buen sartenazo.
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