miércoles, 7 de octubre de 2020

Haciendo y deshaciendo el trabajo una y otra vez

 Volvía yo de la farmacia por tercera vez, a causa de una receta confusa, cuando me acordé de aquella máxima que reza "La mitad del trabajo que se hace en el mundo es para rehacer el que se ha hecho mal" y pensé: Uy la mitad, por lo menos dos terceras partes, porque primero se hace el trabajo mal, luego hay que deshacerlo y después hay que hacerlo bien. Entonces, como me pareció que todo esto era verdad,  me pregunté ¿ Cómo es posible que la humanidad entera haya llegado a esta dinámica y haya sobrevivido e incluso prosperado? y de repente. como en un flash, vino la respuesta a mi cabeza. Todo esto sucede, creo yo, porque el modificar este proceso, cada vez que se produce, requiere un conflicto, que además no nos garantiza que el trabajo se haga bien, ni la vez que va después del conflicto, ni todas las demás, pondré un ejemplo:

Imaginemos que un encargado tiene un camarero a sus órdenes que todos los días, al cerrar el bar, comete un fallo grave: un día deja el aire acondicionado encendido, otro le descuadra la caja, otro no echa la llave a la persiana, y otro no pone el candado a las sillas y a las mesas de la terraza. Este encargado puede intentar solucionar el problema con una bronca diaria (aquí viene el conflicto) pero esta no le asegura que el mismo día de la bronca, el camarero cometa otro fallo. También podría despedir al camarero y contratar a otro, pero eso no le asegura que el siguiente no cojee de esa pata o de cualquier otra, así que al final decide quedarse al camarero y cerrar el mismo el bar todas las noches, y por no andar deshaciendo el trabajo de su subordinado, trabaja todos los días un buen rato más, de la misma forma que uno no se presenta en la farmacia o en la consulta del médico con una cachiporra si alguien hace o interpreta  mal una receta, y vuelve a la farmacia una y otra vez para hacer de nuevo el trabajo que se hizo mal, y como vemos, para solucionar el trabajo sin conflicto hace falta una renuncia.

Y aquí está la solución al tan enigmático enigma, seguimos haciendo el trabajo al menos dos veces, primero mal y después bien, si todo va bien y la cosa no se enreda mucho, no porque seamos tontos y prefiramos hacer esto siempre así por gusto, sino porque es el sistema más eficiente que hemos sido capaces de crear. A pesar de que esta dinámica eterna sea desesperante, preferimos la desesperación a estar en un permanente conflicto día tras día, y eso no está del todo mal, a no ser, claro, porque una cosa no quita la otra, que seamos todos tontos, además.

Y eso es todo amigos un abrazo y salud, mucha salud.

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