sábado, 14 de diciembre de 2019

Historia de camareros 117 "Un día largo y Aguado"

Son casi la una de la madrugada, nos han dado un revolcón de miedo, cenas de empresa incluidas, y estamos, Rosi y yo, recogiendo lo último para poder ir cerrando e irnos a cenar a nuestras casas. Hace más de media hora que hemos llevado los cafés a la mesa quince y veo con horror que una señora me llama desde esa misma mesa, nerviosamente, y sin esperar a que llegue me dice: - Oiga, oiga camarero, el café con hielo de mi amiga se ha quedado un poco aguado - Bueno, es que el hielo es agua y el café está caliente, le digo, así que si uno no se lo toma, digamos, en una media hora o así, el hielo se deshace y puede quedarse algo aguado, si, sí, ya lo veo ya, ¿Quiere que le haga otro? le pregunto a la amiga, que es algo más joven que la señora que me ha llamado - No, no, que me lo tomaré así, aguado, dice con un mohín, ella, insistiendo en lo de aguado, pero ya algo avergonzada - También puedo quitarle algo de hielo para que no se le agüe más, prosigo, si ve que le vuelve a pasar incluso puede hacerlo usted misma - No, no, que me lo tomo así, gracias - ¿Quiere que le traiga otro vaso? - No de verdad que no pasa nada - Si quiere se lo echo yo en este vaso para el agua que no ha utilizado, insisto, y así le quitamos el hielo - No de verdad, dice ella ya visiblemente incómoda - Pero señora, déjeme solucionar el problema, si estamos para eso - No, no, de verdad, vuelve a decir bajando la mirada - Bueno, pues si surge algo más así de importante no duden en llamarme -Muchas gracias -No hay de qué, es un placer. Una vez solucionado el grave incidente del café aguado sigo recogiendo con la esperanza de llegar a mi cama. porque el día ha sido largo, muy largo: Esta mañana, Rosa, después de llevarles unos platos a unos señores les ha dicho: - Que aproveche A lo que uno de ellos ha contestado: - Igualmente Como si nosotros también estuviéramos allí comiendo, en vez de partiéndonos el espinazo, y a mi un señor me ha pedido el "Datófono" para pagar con tarjeta Estaba comentando estos absurdos con Rosa y ella me ha dicho: - ¿Pero qué sinsentido es esté? - Nadie lo sabe Rosa, le he contestado, pero me da a mí que estas cosas son sólo unas pocas, tiene que haber muchas más de las que nos damos cuenta, pero por nuestro propio mongolismo de muchas ni nos enteraremos - Es verdad, ha respondido, y otras ya nos pasan desapercibidas del absurdo en el que vivimos, oye Quique. - Dime Rosa. - Menos mal que no nos damos cuenta de más cosas ni de más mongoladas - Pues sí, menos mal. No me encomiendo hoy a ningún Santo por no gafar esta buena conclusión de Rosa, que tiene razón en que dándonos cuenta de más mongoladas todo podría ir peor. Por fin como veis, he llegado a casa, desde donde os escribo. Son las cuatro y media de la madrugada y la agitación de este día no me deja dormir, así que buenos sueños para los que los tengáis y para todos salud.

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