martes, 23 de enero de 2018

Hipnótico

El mar es hipnótico como el fuego. De tanto y tanto aparecen tandas de olas lentas, sin fuerza suficiente para romper, que se precipitan suaves formando, en vez de crestas montañosas, mesetas que se exponen como sábanas tendidas.

El mar entonces extiende el agua como un dependiente de comercio textil que desenrollara una tela y la acercase a la luz natural, para que pudiésemos ver como se van dibujando en ella mágicos y cambiantes arabescos de arena salada y espuma.

Mi mente, atrapada por un momento por este truco de prestidigitación vuelve a su bucle y deseo condenar mis recuerdos bajo capas y capas de cemento. Así comienzo a imaginarlo, en una ensoñación en la que esta pasta, al contacto con el lecho de la memoria, en vez de endurecerse, se va volviendo transparente como el agua marina

Vuelvo la mirada al océano de nuevo, en busca de consuelo y de olvido.

El mar es hipnótico como el fuego. De tanto y tanto aparecen tandas de olas lentas, sin fuerza suficiente para romper, que se precipitan suaves formando, en vez de crestas montañosas, mesetas que se exponen como sábanas tendidas.

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