domingo, 10 de diciembre de 2017

Playa


Camino ya por la tarde por el paseo marítimo y veo asombrado gente en la playa, sentada en sus hamacas, dándole la espalda al mar, entonces me pregunto, si no quieren ver el mar  ¿A qué coño han venido?   Observo más atentamente y me doy cuenta de que no es que estén locos, es que prefieren calcinarse tomado el sol y van moviendo sus asientos hacia él, como si fueran girasoles.

Imagino que estas personas son presas de un frío interior indescriptible, que necesitan ese calor solar para mantenerse vivas en su interior, allí abajo, fuera del alcance del mundo, como si fuesen, ballenas o  mantas rayas en mitad del océano y mirasen hacia la luz, buscando consuelo, a través de una atmósfera densa y acuática.

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