Vivir y llegar a sentir vergüenza de estar vivo.
Tener dentro un miedo antiguo de querer arrojarme al mar.
Ser presa de una memoria feroz que acude a la conciencia como un banco de peces, en oleadas.
Sé que el pasado no tiene cura, sólo se puede aprender a llevarlo prendido para siempre, con un alfiler en los pulmones.
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