viernes, 13 de julio de 2018

Investigando sobre la sordera funcional

hace muchos años que insisto en la idea de la sordera funcional, que sufren personas que estando capacitadas para escuchar no lo hacen. Digo siempre que este es un hecho dramático,  sobre todo porque no se le puede explicara a alguien que no escucha que no escucha, porque no escucha.

Como no es bueno dejar de pensar en algo cuando uno llega a una conclusión, he seguido investigando y he llegado a una nueva conclusión que es la siguiente:

La sordera funcional es sólo un síntoma de un mal mayor: La falta de amor , porque para escuchar al otro sin oponer resistencia, para dejar que las palabras lleguen a lo más profundo de uno mismo, hace falta confiar en ese alguien, como un gato confía en alguien cuando deja que le acaricie la barriga, que es la parte  más vulnerable de su cuerpo.

Para escuchar hace falta en cierta medida amar, o al menos no adoptar la posición defensiva del que espera a un enemigo.

Todo se reduce, en realidad a la falta de amabilidad y de amor. Ser amable es ser susceptible de ser amado y la escucha, es por tanto, un acto de amor.

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