viernes, 30 de noviembre de 2018

Refugio

Nos refugiamos bajo las sábanas, tan adentro y tan abajo, que llegamos a desaparecer, como lo hace el monstruo en el truco infantil, en el que el niño imagina al responsable de sus desvelos y va repitiendo mentalmente "Más pequeño, más pequeño, más pequeño" hasta que hace que este caiga en el abismo de la más pequeña de las grietas del pavimento.

Con cada roce de la lengua uno se va deshaciendo en su huida, más pequeño, más pequeño, y de repente se ve buceando dentro de una gota de sudor ajeno, más pequeño, más pequeño, y siente como la presión de una masa oceánica hace crujir sus costillas clavándolas en los pulmones, obligando al aire que queda en ellos, a salir en grandes burbujas entre los dientes, como en la superficie, a miles de metros, ocurre con el gemido que produce el final del orgasmo.

Así, en el espacio de un solo aliento, acaba también la fantasía de que se puede escapar del mundo ocultándolo debajo de la colcha, como haría un mago con su bola de cristal, y con su pañuelo de seda azul oscuro como el cielo de invierno en un atardecer nublado y seco.


Punto de vista

Tenemos un punto de vista. Puede que de vez en cuando lo variemos un poco, para, desde otro punto de vista poder ver las cosas desde otra perspectiva.

Esto es tener una visión muy limitada, sobre todo sabiendo, que si uniésemos sólo esos dos puntos, tendríamos una linea llena de infinitos puntos de vista completa.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Buena Suerte

Tengo la gran suerte de que no me importe absolutamente nada el dinero. No es algo que yo busque, no es un signo de ascetismo. Hay gente a la que no le importan los animales, o el arte, o las personas. A mí no me importa el dinero, no es una pose, simplemente es así. Lo que yo necesito del mundo físico es poco y suele ser muy barato.

Por eso cuando Bantierra me envía un burofax lo recibo como si tuviera en mis manos una propaganda de Vitaldent, no me causa la más mínima impresión.

Lo que sí siento, cuando entro en alguna sus oficinas,  al ver a toda esa gentecilla miserable que tiene la desgracia de trabajar allí, es un gran orgullo, orgullo por no compartir su visión del mundo, ni su función dentro de él. ¿Qué aportan? ¿Que coño hacen moviendo papeles?¿Qué construyen ellos?

Siempre he vivido de acuerdo con mi propia naturaleza, no sé hacerlo de otra manera, y tengo la gran fortuna de valorar cosas que ellos ni siquiera perciben, por ejemplo: sólo mi amor por los libros y por la lectura, ya me pone a salvo de todas sus variadas y rastreras artimañas de trileros, a los que Jesucristo arrojaría fuera del templo, si tuviera a bien pasarse de nuevo por aquí abajo.

Al fin, la vida sigue. Para mí es siempre parecida y está llena de belleza. Sin embargo, su absurdo y frío mundo no puede ni siquiera aproximarse a mi cuerpo y mucho menos a mi mente, ni a mi cálido e interno refugio.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Teatro

Todos tenemos la necesidad de sentir que somos alguien, algo.Y es así como otorgamos a esa misma esencia a los demás actores en nuestra pequeña obra de teatro.

Da igual el papel que nos auto adjudiquemos, o el que le demos a los demás. Da igual si estos no se ajustan a la realidad, si es que esta existe, da igual, mientras continúe la ficción.

Saber todo esto tampoco arruina la obra, la puesta en escena, porque esta es nuestra razón de ser. No podemos evitar subir a las tablas, de hecho sólo bajamos de ellas cuando dejamos el mundo, y aun así, nuestros personajes, pueden ser resucitados, como fantasmas, o como recuerdos, en las mentes de otros intérpretes, protagonistas también de sus propios libretos, en esta telaraña de obras que es la vida humana.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Pucheros

Siempre andamos diciendo las mismas cosas, como si estuviéramos hechos de lluvia o de viento y no tuviéramos otra canción que el caer del cielo o el de pulular a través de los árboles de los bosques,  o el girar silbando en las esquinas de los edificios.

Este quejido único y común, es  nuestro llanto de apego por el amor materno perdido, por  ese amor que en realidad pertenece a la esfera de lo mítico,  porque en realidad nunca existió, al menos no en la forma o en la cantidad en que cada uno de nosotros lo hubiera necesitado.

Si en alguna ocasión este amor materno ideal  hubiera existido, no andaríamos por ahí llamando la atención, acumulando cosas o haciendo canciones, escribiendo para ser vistos, o haciendo pucheros.

"Historias de camareros 30" Los mongers

Hay días que lo notas, la calle está llena de mongers y todos quieren que les pongas "un cortado corto de café pero con más café que leche" o cosas por el estilo.
Rosa es la primera que se da cuenta de que es uno de esos días y cuando llega al bar me mira con los dos ojos desorbitados y me dice "¿Pero qué mongolada es esta?" y entonces sé que le voy a tener que poner lo que ella y yo denominamos "Un café de emergencia"
- ¿Te lo pongo con o sin cafeína?
- Sin cafeína que me darán taquicardias, bueno, corrige, que sea lo que Dios quiera, con cafeína, la vamos a necesitar.
 Según avanza la noche nos vamos reafirmando en la apreciación inicial, vamos comentando la jugada y Rosa me dice:
- La del gorrico de la doce, curiosica es la moza, ya me ha llamado tres veces para que le lleve azúcar y las tres le he dicho que lo tiene en la mano
- ¿Y no se da cuenta cuando se lo dices?
- Sí, pero luego se lo cambia de mano y vuelta a empezar, contesta ella.

Uno de esos días una señora dijo que había una hormiga debajo de la mesa, Rosa fue a echar un poco de insecticida, pero como el bote estaba vacío no salió nada. Mientras tanto la señora en cuestión se echaba las manos a la garganta y decía:
- Ahhh Agg que me ahogo, que tengo alergia
- Señoraaa que no he echado nada, que el bote está vacío, le decía la pobre Rosa.
Pero la señora ya se estaba asfixiando ella misma con sus propias manos, y menos mal que su amiga se las quitó del cuello y le convenció de que no había nada de insecticida en el aire, porque ya me veía yo a los cofrades de la hermandad de la Sangre de Cristo, entrando en el bar, para recoger el absurdo cadáver de la clienta.

Si dejamos a un lado al  90% de la gente  que es educada y normal y al pequeño porcentaje de seres humanos que por decirlo de algún modo "No están bien del todo" y que merecen todo nuestro respeto y comprensión, nos queda una ínfima pero muy molesta proporción de mongers, esa raza implacable que crece y que nos arrasa de vez en cuando sin remedio.
Nosotros ante esta evidencia, cuando localizamos algún monger en el comedor, nos avisamos, por el buen funcionamiento del negocio y de la convivencia en general, y si por ejemplo Rosa me dice:
- En la cuatro hay uno de Ulán Bator, y yo voy a la cuatro, y lo ratifico, y a la vuelta le digo "el de Ullan Bator es el de la chaquetilla a cuadros ¿verdad?" y ella me contesta "Por supuesto", nos andamos con cuidado, con muchísimo cuidado.
Insisto en que, como en todos los oficios, la mayoría de la clientela es encantadora, si todo el mundo fuera monger el comercio mundial no podría existir, ni tampoco la vida en la Tierra, ni nada, pero para salvaguardar nuestras propias existencias de esta epidemia calamitosa y catastrófica, Rosa y yo hemos sido capaces de identificar al monger de excepcionales cualidades destructivas, del que decimos que tiene "Ocho apellidos mongoles".
Ante esta amenaza no hay cuarto del pánico ni rezo que valga, sólo se puede evitar el contacto al máximo y esperar que su trayectoria se aleje, cual meteorito,  para siempre jamás de nuestras vidas, repartiéndonos, como buenos compañeros, el riesgo de atenderlo por turnos:
- Anda, ve tú ahora Quique
- Vale, es verdad, me toca, luego vas tú
- Muy bien, pero luego, luego
- Sí. sí, luego, luego
Y así se van pasando las horas, con más lentitud de lo normal y cuando por fin cerramos nos decimos el uno al otro:
-Mañana será otro día Rosa
- Que descanses Quique
 A lo que yo respondo como en la película
- En paz






sábado, 17 de noviembre de 2018

En mis sueños recinto

En mis sueños duermo vestido, con mi abrigo y con mis auriculares puestos, en una especie de centro recreativo. Hay una piscina y enfermeros, que al descubrir mi aspecto de indigente emocional, me dicen que no puedo estar allí.
Me pregunto si la puerta que me señalan, es la salida o la entrada del psiquiátrico, y si será dentro o fuera del recinto, donde encontraré un poco de inteligencia y de comprensión.

Mientras me recompongo del sueño, todavía dentro del sueño, pienso en si sería capaz de atravesar esa puerta y probar otra vez suerte, en otro lugar.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Facetas

La soledad que es, al parecer, falta de intimidad, le quita a la vida el poco sentido que tiene.

A mi cada día me resulta más extraño que una personalidad escindida como la mía, con tantas facetas, esté tan despoblada, tan vacía, pudiendo encajar con tanta gente por tantos lados.

Quizá sea así porque cada faceta está ligada a las demás por un juego de varias aristas.

Así que esfuerzo en redondeárme ,en limar mis cantos, para llegar a ser una esfera, que pueda rodar por el mundo de una a a otra mano, en la esperanza de que este esfuerzo merezca la pena.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Luz

Salgo a la calle en una mañana nublada y una luminosidad densa, como una miel grisácea y turbia, sucia de años, se vierte sobre mis párpados entrecerrándolos a mi pesar

Intento ver un mundo que me llena de polvo y plumas las pestañas, y entre las pegajosas hebras de legañas almibaradas, que se entreabren con mi esfuerzo, alcanzo a ver apenas las baldosas del pavimento que voy pisando, y de reojo, las ventanas vacías de los edificios que me protegen, proyectando sobre mi la la penumbra en la que habito

Llego casi a tientas, al café que frecuento por las mañanas, y me pongo a escribir a través de las telas de araña de mis cataratas glaucas, que reciben el bálsamo de la claridad indirecta y aterciopelada, de la luz artificial.

jueves, 8 de noviembre de 2018

En mis sueños viaje nocturno

En mis sueños viajo en un autobús nocturno en el que me encuentro con una vieja conocida. Me cuenta que está perdida, la consuelo y la ayudo a pasar la noche durmiendo con ella, entrelazado

Al despertarme ya no está conmigo, ha buscado refugio bajo unos asientos, donde ha montado una especie de guarida, con un saco de dormir, parapetada tras sus maletas.

Descubro entonces que han desaparecido todas mis pertenencias, y que sin embargo, ella ha conservado las suyas

Al llegar a nuestro destino sus amigas vienen a buscarla a la parada.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Horizonte

Cambiar  de perspectiva

Hacer las maletas

Deshacerse de lo inconfesable

Mudar las sábanas justo antes de la partida

Marchar al fin, y abandonar un camino agotado y sin rumbo,
por el horizonte estrellado y vertical de los muertos


viernes, 2 de noviembre de 2018

Furgoneta

Veo a un tipo meter una bicicleta en una furgoneta y pienso que él, a pesar de todos sus medios de transporte, tampoco sabe a dónde está yendo, dentro de un planeta, que según he leído hace poco, no se mueve en una órbita elíptica alrededor del Sol, porque este, viajando también dentro de la Vía Láctea, arrastra a los planetas, a sus satélites y a sus cometas a través del espacio, haciéndolos girar en una especie de espiral helicoidal, parecida a una escalera de caracol o a la doble hélice del A.D.N.

Todo lo anterior es , además relativo, porque , según me decía el otro día un amigo, como la galaxia y el mismo Universo están a su vez en movimiento, es imposible determinar dónde está cada elemento en relación a otro en un momento dado".

Y esta es la divagación que empieza con el tipo que mete una bicicleta en una furgoneta.