sábado, 17 de junio de 2017

Acumulación





La sociedad teje un inmenso holograma para evitar que nos demos cuenta de que en realidad seguimos luchando por la supervivencia, igual que nuestros compañeros los animales.

Nuestra lucha es mucho peor que la de ellos, porque ellos luchan por sobrevivir y nosotros por triunfar y este triunfo se basa en la acumulación, así es como estamos acabando con los recursos del planeta.

Nos hemos enredado en los números, en las cifras, simbólico en la sinrazón y en el desprecio por los demás.

No hay nada más terrible que esta acumulación pues no sólo deja sin recursos básicos a los demás seres vivos que nos rodean, incluidos los humanos, sino que además no responde, a partir de un punto de riqueza, a ningún beneficio adicional al que la acumula, es más, le perjudica mentalmente en gran medida.

Los caprichos y las bobadas de los más ricos de entre los ricos , son el sufrimiento del resto de la humanidad.

lunes, 12 de junio de 2017

Las comentaristas




Aquella mañana de domingo las dos ancianas hermanas, de punta en blanco,  recorrían las dos calles que separaban la Basílica de Santa Engracia de su casa. Habían salido con tiempo, caminaban despacio, era mañana de boda y había que coger sitio.

 La iglesia contaba con suelos de mármol y con un Cristo que colgaba de dos cadenas,  que a su vez colgaban de un gran anillo dorado de un metro de diámetro del que de nuevo salían dos cadenas que iban a parar, por fin,  a los muros laterales de la iglesia.

Se contaba que aquel anillo era de oro macizo y que había sido fundido con las donaciones de joyas de las feligresas.

Mientras las dos ancianas buscaban los mejores  asientos para contemplar la primera boda del año, el joven cura y su monaguillo,  apuraban los últimos restos del vino de consagrar del mes y el sacerdote daba orden a su subordinado de acercarse a por otros cinco litros de vino al supermercado de El corte Inglés. Una vez provistos de nuevo de vino guardaron el necesario para los oficios del día y prosiguieron sus libaciones y comenzaron a vestirse.

 Los invitados de las familias del novio y de la novia, que también habían acudido a pie, dada la cercanía de sus residencias,  se agolpaban en la puerta de la basílica y se saludaban con sonoros besos que no llegaban a tocar sus mejillas,  para adentrarse  después en el templo, los hombres de chaqué, las mujeres de traje chaqueta corto y claro.

Las dos hermanas ya en el interior, desde hacía veinte minutos, comentaban el pase de modelos con gestos de aprobación o de disgusto según sus propios criterios

-Ese vestido se lo vi a la Preisler el otro día en el Hola, decía una
- Ya decía yo que me sonaba, pero a esta le han ajustado el talle. Mucho arreglo ha necesitado, claro, no todas estamos  hechas para Armani.

 Entre dimes y diretes la boda había ido avanzando según lo planeado, el joven cura acababa de declarar a los novios marido y mujer, cuando se desplomó como un bolo, golpeando el suelo con un ruido seco de madera noble al que siguieron diferentes expresiones de susto y alarma. También hubo quien ante la seriedad del momento no pudo reprimir una o dos sonoras carcajadas.

Los recién casados fueron los primeros en socorrer al prelado.

- Huele a vino que mata, le susurró el novio a la novia.
- ¡Un golpe de calor, un golpe de calor! ¡Un médico, un médico! gritó entonces ella.

Por supuesto había varios doctores en la iglesia, uno de ellos con el aire resuelto de quien ha salvado ya no pocas vidas, se acercó al altar.

- No se preocupen señores, está fuera de peligro, dijo en voz alta el médico, tras oler al cura y realizar unas simples pero al parecer efectivas comprobaciones. Hecho esto se incorporó para llamar a una ambulancia.

Las señoras de las primeras filas se acercaron a los recién casados y estos comenzaron a recibir las primeras felicitaciones, mientras, los sanitarios y el monaguillo, sacaban en camilla al sacerdote por la puerta de la sacristía.

Nuestras dos ancianas, acabada la boda deshacían el camino de vuelta  a su casa

- ¡Un golpe de calor un golpe de calor! dijo una de ellas con aire sarcástico.
- jejeje  rió la otra,  no se lo ha creído ni ella
- Excusatio non petita... dijo la primera
-  Acusatio manifesta,  remató la segunda.


domingo, 11 de junio de 2017

La Bicicleta



El chico tenía nueve años cuando sus padres le dieron las llaves de casa por primera vez, al día siguiente no podrían ir a buscarle al colegio, pero él era mayor y podía volver solo y también prepararse la merienda, hacer los deberes solo y esperar a que ellos llegaran, y eso hizo.
Unos días más tarde volvió a ocurrir lo mismo pero en esta ocasión además de volver solo, antes de llegar a casa tendría que ir al dentista, también solo. Aquello ya le dio más miedo, aunque la consulta estaba sólo dos calles más lejos, pero también lo hizo y las enfermeras y el propio médico se quedaron impresionados de lo valiente que era, ningún niño de nueve años iba solo a que le sacaran una muela, dijeron. Sus padres también alabaron su valor pero en vez de darle un premio, al día siguiente, volvieron a decirle que volviera sólo a casa.
Lo que al principio había sido una aventura se fue transformando en una situación de abandono progresivo. Los primeros días tras merendar y hacer sus tareas vio la televisión, los siguientes vagabundeó por la casa, curioseó en los cajones del dormitorio de sus padres y en todos los armarios, espió a los vecinos  por la ventana del recibidor que daba al patio de luces, estaba en un sexto piso. lo que le daba una visión casi total de los baños de todas las viviendas. Cuando se aburrió de esto tiró algún vaso de agua al mismo patio por pura curiosidad, para ver qué era lo que pasaba. Algunas señoras se quejaron a los padres del chico, que a su vez  reprendieron al chico su actitud, así que este no lo volvió a hacer.
Finalmente, tras explorar y agotar todas las posibilidades que su soledad le proporcionaba, se fue entristeciendo, llegaba cansado a casa,  se tumbaba en la cama dejándose llevar por su imaginación y se levantaba al oír en la puerta de entrada a sus padres, que volvían a la hora de prepararle la cena. Por las noches dormía inquieto, poco y mal.
En el colegio se vio envuelto en alguna pelea de la que salió más o menos airoso y a la que sus profesores no quisieron dar importancia por ser “cosas de chicos” sólo cuando sus notas bajaron escandalosamente, la maquinaria educativa se puso en marcha. La llamada a los padres era obligatoria ¿Había algún problema en casa? ¿Jugaba el chico con otros niños? Sí, se había vuelto algo violento y algo problemático, sí,  el chico había suspendido cuatro asignaturas.
Tras aquello sus padres tomaron cartas en el asunto y le enviaron todas las tardes, también solo, a una academia de recuperación.

Sus notas mejoraron y como premio los padres decidieron comprarle al chico otra bicicleta.

Cuando el chico llegó a casa después de la academia se encontró allí a sus padres con aquella estupenda sorpresa. El chico se montó en su nueva bicicleta dispuesto a probarla en el pasillo cuando escuchó decir a su madre que no, que en casa no se iba en bici, si quería podría probarla al día siguiente,  cuando volviera de la academia, entonces el chico pedaleó con fuerza a lo largo del pasillo giró con audacia en la esquina llegó al recibidor, desmontó,  abrió la ventana y tiró por ella la jodida bicicleta. 

viernes, 9 de junio de 2017

La botella de absenta



Ninguno de los dos había pegado ojo en los últimos meses, habían perdido al bebé que esperaban, días después perdieron su pequeña taberna y ahora se enfrentaban al embargo de su apartamento y de todo lo poco que les quedaba. Llevaban doce años viviendo juntos y en esos años les había dado tiempo de hablar de todo. En una de aquellas conversaciones juraron que si algún día se encontraban desesperados se matarían juntos. Para ello, en el fondo del cajón más grande del armario, en una caja de zapatos estaba reservada, a tal fin, una botella de absenta, que mezclarían con valium.

-Déjate de hostias y pásame la absenta, musitó ella mientras jugueteaba con la caja de diazepam.
- Muy bien, toma, echa las pastillas en la botella, voy a por los vasos, contestó él.

La absenta se deslizó en la cucharilla deshaciendo el azucarillo con el que, según habían oído, había que mezclarla. Caía en el segundo de los dos vasos que habían dispuesto junto a la jarra de agua, al lado de Valium.

-  A ver si de una puta vez lo hacemos, susurró ella de nuevo, ah, y ponles un poco en la comida a los gatos.

A la mañana siguiente los dos gatos ronronearon un buen rato sobre sus cuerpos todavía templados

jueves, 8 de junio de 2017

Exclusivo

Cuando palabra me escama, cuando me resulta irritante, pienso en lo que hay detrás de la palabra en cuestión. Hoy llevo entre oreja y oreja  la palabra"Exclusivo".



Se dice que este o el otro es un restaurante "Exclusivo" cuando es caro. Caro no quiere decir bueno, porque si no se diría que es un buen restaurante,  pero como decir que algo es caro no es decir nada bueno de un restaurante, ni de casi nada, se dice que es exclusivo.

Exclusivo, que excluye. Algo exclusivo no es inclusivo, claro.

¿Cómo puede ser buena una cosa que excluye al prójimo? ¿No dijo el propio Jesucristo que el prójimo era alguien que debía ser amado? Está claro que algo exclusivo no es algo bueno ni por su calidad, ni tampoco en el sentido más general de "ser bueno" para el bien común.

Si por ejemplo nos referimos a una camisa como "exclusiva"  nos damos cuenta de el asunto se pone todavía más feo ¿No quieres una camisa para ser incluido, para trabajar, para hacer vida social o incluso para ligar? En este caso, la camisa, cumple una función algo peor, te distingue (otra palabra espantosa) de los demás, es decir, te excluye,  y no sólo te excluye, eres tú quien se excluye voluntariamente.

Vaya con las esclusas y con la exclusividad. Por fortuna, en la otra cara de la moneda, nos encontramos con que la gente que se exclusiva se queda fuera del común, así podemos distinguirlos como quien oye de lejos a un tonto sobre una moto ruidosa y podemos dejarlos ahí fuera. Así se quedan tranquilos ellos y nos quedamos tranquilos nosotros ¡ Qué alivio!

martes, 6 de junio de 2017

Frases máximas mínimas de hospital

- Cuando estás en un hospital, aunque sólo sea de visita, ves a las personas tal y como son.

- A todos se nos quita la tontería cuando vemos de repente el valor de cualquiera de esas vidas. ¿Cómo es que somos incapaces de ver este valor en el día a día cuando, por ejemplo, criticamos al adversario?

- La gente quiere sobrevivir a toda costa en su propia película. ¿Por qué quiere vivir un anciano decrépito y desahuciado? No es que haya una finalidad en ello, simplemente lo intenta porque no puede evitarlo

- Si vemos todo esto sólo en situaciones extremas, es que realmente estamos todos enfermos

- En el dolor se encuentra la verdad.


domingo, 4 de junio de 2017

Vasos comunicantes

Nos esforzamos tanto en ser lo que querían que fuésemos, que nos quedamos perplejos al ver que se habían convertido en aquello que nosotros habíamos dejado de ser.

sábado, 3 de junio de 2017

Regreso a la vida

Mientras boqueaba intentando recuperar el aliento un latigazo recorrió su estómago y una masa biliosa, ácida y ardiente con sabor a hiel arañó su tráquea, se giró para que el vómito cayera al agua y tras varios espasmos logró recuperar el aliento y la calma.

La roca donde descansaba  estaba pulida por cientos, quizá miles de cuerpos que como el suyo habían esperado allí. sobre aquella extraña masa con tacto de piedra pómez, la salvación o la muerte. 
Se dio cuenta de que aquella era la peor pesadilla de un espeleólogo: quedarse atrapado, sólo y sin luz, en una minúscula gruta, en última expedición de su carrera, esa con la que los profesores de la escuela acostumbraban a despedir a los camaradas que se iban jubilando.

Ni siquiera sabía si sus compañeros habrían sobrevivido al derrumbe, si alguno de ellos llegaría a pedir ayuda, ni tampoco si habría quedado algún hueco entre las enormes piezas de granito que habían sepultado la única vía de acceso
Maldijo su mala suerte y escuchó su lamento rebotar en las paredes y golpear en sus oídos como si el propio espíritu de la tierra le estuviera condenando.

Sentía su piel embadurnada en un ambiente de sótano anegado que se pegaba a su piel formando una película viscosa y almibarada, que le hizo ser consciente de un aire que pronto su propia respiración transformaría en un dióxido de carbono.

Un intenso frío le despertó. Debía haber perdido el conocimiento, tenía la cabeza dolorida y abotargada. Dedujo por el entumecimiento de su cadera que llevaba varias horas  dormido, e imaginó que en la superficie ya sería de noche. Golpeó furiosamente su cuerpo pon las palmas de las manos que luego calentó acercándolas a su boca.

De nuevo en un estado de duermevela escuchó cesar su propio llanto en la lejanía y después una sibilancia acompasada de animal herido, que no era otra cosa que el quejido de unos pulmones que notaba acorchados e inútiles. Algo más arriba, en la garganta una flema crecía y se movía hacia sus pulmones como una babosa amarga. 

Comenzó a tiritar con violencia, el frío iba avanzando hacia el centro de su cuerpo los ojos chocaban inflamados contra sus propias cuencas.

 Sintió un alfilerazo en el corazón, tan intenso, que le alivió del  resto de sus padecimientos, en ese mismo lugar comenzó a sentir que nacía un único punto calor luminoso.

 Su vida comenzó a pasar ante sus ojos, primero los más recientes y después, como dicen las personas que han regresado de la muerte, todos los demás, así se vio a sí mismo dando clase en la facultad con sus alumnos, sonriendo en el día de su boda, corriendo en la playa con sus amigos de la adolescencia, con sus padres en el parque de su niñez, se vio arropado en una manta por su madre, percibió el calor de su aliento en su cara y  finalmente, tras un fogonazo de luz que lo inundó por completo, se vio de nuevo tranquilo en el útero materno. Había regresado por fin  a su hogar primigeneo, al principio de la vida y del tiempo

jueves, 1 de junio de 2017

Despejado

No lo ves porque estás pensando

Imágenes mentales que flotan en la superficie como el rumor de los autobuses y de los coches

Un pensar atrapado en la actualidad de los periódicos y de los telediarios.

No se despeja nunca la mente de nubes

No se despeja la mancha de aceite que impide que salten los peces voladores en busca de los insectos

y se despejen las emociones