domingo, 23 de junio de 2024

Desde mi banco 1 La tragedia griega

Hoy he bajado a primera hora a sentarme en un banco del parque de la ribera, para que me diera el sol como a los demás ancianos, y he asistido a un espectáculo asombroso.

Los griegos decían que una tragedia es un drama que no tiene solución y eso es lo que me ha parecido que se cernía sobre mí cuando desde mi banco, he visto aproximarse a toda velocidad a un señor mayor, todo gordico él, embutido en unas mallas que le sentaban como a un Cristo dos pistolas, intentando correr mientras echaba el bofe el pobre, en una penitencia que ningún ser humano debería auto imponerse.

En ese momento he pensado, no sé por qué,  que este ser corría así porque con esa vestimenta tan trágica sentía vergüenza, y quería, al ir al límite del infarto, acabar cuanto antes su ejercicio para que así le viera menos gente de aquella guisa, y entonces me he preguntado a mí mismo ¿Qué es todavía peor para este hombrecico, que le vea con ese atavío más gente menos tiempo por ir más rápido, o que le vea menos gente, aunque más tiempo por ir más despacio? 

Sí ya sé que es un pensamiento absurdo porque la visión sea corta o prolongada será para todo quién sea expuesta a ella algo inolvidable, y porque la pregunta correcta tendría que ser: ¿Por qué esta pobre fashion victim no se ha comprado un chándal de su talla, de los de toda la vida, para que no se le marque todo el sistema planetario ni todos los glúteos con su división incluida, con lo incómodo que debe ser todo ese rozamiento para correr, lo que tampoco hace falta porque se puede caminar, e incluso para caminar? ¿Acaso busca su subconsciente generar unas rozaduras inguinales que le impidan salir a hacer ejercicio un par de meses?

Ay Diosito, libra a este señor de sus mallas y al resto de la humanidad de la percepción de tanta apretuta que no beneficia a nadie y que perjudica además a su portador.

Que no caigamos en sobreactuaciones deportivas ni en la tragedia de la moda de las mallas ceñidas que dejan las ingles y todo aquello que entre ellas se encuentra rozadico y al borbor e incluso al gratén.

Que se nos cumpla por Santa Hildegarda de Bingen, amén.

Que sobreviva el señorico de las mallas, por San Pascual Bailón, amén.

 

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