jueves, 20 de septiembre de 2018

Compasión

Mi forma de amor se ha estancado, o se ha expandido, o quizá haya desaparecido tal y como la conocía.

Amo sólo a los de siempre, porque estos ya están en mi memoria y forman en ella constructos mentales que ya son parte de mi mismo y de los que, aunque quisiera, no podría desprenderme.

Se podría decir que sólo somos capaces de amarnos a nosotros mismos.

Lo que siento por los nuevos es compasión, en el sentido más oriental de la palabra. Este sentimiento que siento por los demás y que es bueno,  es un reflejo de lo que siento por mí mismo, porque el mundo y todo lo que contiene, incluidas las demás personas,  es para nosotros un espejo donde satisfacer nuestra grandiosa necesidad de vernos.

¿Es esta compasión otra forma de amor? ¿Podré sobre ella establecer una forma de relación con los demás?  Hasta ahora había seguido la corriente dominante que dice que sólo es posible relacionarse con el otro a través del amor. ¿Qué ocurrirá con el sexo? ¿Podré construir algo sobre este sentimiento?

Quizá a esta compasión no le corresponde el construir y haya llegado el momento de observar y de habitar.

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