jueves, 17 de mayo de 2018

Ayuda humanitaria

La incomprensión tiene su primer responsable en un fallo de diseño del cerebro, que no puede ver ni sentir nada que no conozca, o que no haya padecido en sus propias carnes. Por eso son tan difíciles la educación  y la comunicación , hay que repetir todo muchas veces, poniendo ejemplos, es decir, asociando lo que queremos explicar, con otras cosas ya conocidas por nuestros interlocutores.

A esto se suma la sordera funcional, que sufren personas, que teniendo sus sentidos auditivos, o en su diversidad, sus sistemas de comunicación de signos operativos, oyen pero no escuchan.

¿Cómo podríamos ser sensibles al otro, entenderlo y acompañarlo? : Con mucho, mucho esfuerzo.

Por último hay que añadir a todo esto el auto engaño. Hay personas que comprenden la miseria humana,sobre todo la física, y recorren medio mundo para ayudar donde la falta de todo es más evidente. Esto es en si muy loable y desde luego este tipo de hazañas no sobran,  sino todo lo contrario, pero es diferente, ayudar allí donde en realidad no nos conocen, hacerlo por un tiempo limitado, y separados físicamente por un océano de nuestra buena acción, que ayudar al prójimo, y no me refiero con esto a ayudar a los españoles, hay aquí también inmigrantes que carecen de todo.

Está claro que ayudar en el propio entorno comporta un riesgo. Una vez que nos quitamos la careta y que todos pueden ver que somos humanos dispuestos y accesibles, podríamos ser objetivo de personas que simplemente, por necesidad, no pusieran límite a sus peticiones, pudiendo perder así, el control de nuestras propias vidas.

Pero tampoco me refiero con ayudar al prójimo a ayudar a estas personas, que lo merecen, pero que todavía están lejos de nosotros.

Digo todo esto porque unas tres mil quinientas personas se suicidan al año en España (casi diez al día)  y llegan a esto porque no reciben la ayuda del estado, ni de sus psiquiatras, ni de sus psicólogos, y a veces ni de sus familias ni de sus amigos, porque estos, bien no saben muy bien qué hacer o esperan que sean otros los que realicen esta incómoda tarea.

Vivimos e una sociedad que está ciega y sorda. Si ni siquiera es capaz de mantener con vida a los que viven en ella ¿cómo va a ser capaz de resolver cualquier otro problema?

Suelta un lastre muy valioso esta sociedad, y no le importa mucho,porque en realidad está muerta.

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