martes, 1 de agosto de 2017

Padres.

- ¡Como se nota que no tiene usted hijos! Me dijo la señora, ante mi mirada de asombro, mientras sus dos chavales tiraban al suelo las sillas del bar.

No pensaba decirle nada, estaba seguro de que no se podía hablar mucho con ella sin discutir, pero me estaba mirando muy  fijamente, esperaba mi respuesta . Así que le contesté:

- Como se nota que usted no sabe lo que es no haber podido tenerlos y tener que aguantar, además, la mala educación de muchos de los de los demás.

- Los niños son niños.

- Y sé ya, y ellos no tienen culpa de nada señora. A mi ellos me molestan, pero me molesta más usted, porque los hijos no obedecen, imitan. Yo, de niño, continué, molesté lo justo en los bares, porque mis padres cuando me ponía pesado, me acaban fuera del bar para que no chillara en la cabeza de la gente o acabara tirando las sillas por los suelos.

La señora comenzó a insultarme, dándome así  la razón en todo, y brindando a sus hijos otro fabuloso ejemplo. Yo, siguiendo el ejemplo de mis padres, pagué, me despedí y me fui a buscar la tranquilidad a cualquier otro sitio.


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