Duermo fuera de casa y sueño con mi gata Frida.
En el sueño ella va conmigo a todas partes, escapa por el
balcón pero vuelve. Me habla, me dice muchas cosas que desconozco y me
transmite en un momento toda su sabiduría felina y su perspectiva de las cosas,
adquirida a treinta centímetros del suelo o desde la altura de una silla,
radiador, sillón, sofá, valla, árbol, ventana o tejado.
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