martes, 8 de septiembre de 2015

Árboles



 Estoy sentado en un café que está a cierta altura sobre la calzada, así que mi mirada puede dirigirse directamente hacia el nacimiento de las ramas de los árboles.

  Esta vez no tengo que mirarlo en un diccionario etimológico, se desde hace muchos años que la raíz de madera y de madre es la misma. Los antiguos pensaban que la vida nacía de aquellos asombrosos árboles.

   Hace viento, como casi siempre en esta ciudad, pero las hojas no caen, fuertes todavía al principio del verano.

  Me entrego a la visión de los álamos que con sus hojas de envés plateado moviéndose con el cierzo  me han emocionado siempre, desde que era niño, hasta lo más profundo de mi ser y pienso que los árboles que parecen unos seres tan estáticos no tienen, mirados atentamente, ni un solo momento de reposo.


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