lunes, 5 de mayo de 2014

El mismo

    En mis sueños conduzco un viejo coche por pistas de tierra entre campos de labranza de secano.
Salgo del coche y tengo tu aspecto, y eso que cogí el coche para huir de ti.
Vuelvo a la casa de campo de la que huía y al entrar todo es sombrío y siniestro. Paso entre figuras familiares enfermizas, moribundas. Subo la escalera de madera y allí nos encontramos de nuevo. Te doy la espalda, vuelvo a marcharme por donde he venido, cojo el coche y en el mismo recodo del camino me paro para comprobar con una gran angustia que me destroza que tú y yo, en mis sueños, somos el mismo.

jueves, 1 de mayo de 2014

Peso

                                                                           


¿Cuánto pesa un solo edificio? ¿Cuánto pesa un bosque con todos sus árboles, con todos sus pájaros y con todos sus insectos? ¿Cuánto pesa el agua contenida en una presa con todos sus peces?
Sentado en un café veo todos los días todo este peso de cada uno de los pasos que da cada viandante y que caen atrapados sin remedio en la Tierra, veo el peso de cada coche que a su pesar no despega.
Luego está el peso simbólico. ¿Cuánto pesa la cartera o la palabra de un hombre o de una mujer? ¿Cuál es el peso de un país?
¿Cuánto le pesa, en fin, a cada cual su propio mundo interior?

lunes, 28 de abril de 2014

Buzón

   En mis sueños a mi viejo buzón, el de la primera casa en la que viví, el de la primera casa que tuve y que perdí, siguen llegando cartas.
Estoy en el portal, el buzón esta lleno de cartas y no las puedo sacar.
Desisto frustrado. Recuperarlas desde hace mucho tiempo es imposible.
Subo al ascensor. A la casa sí que puedo entrar, pero la casa está vacía.
Las mismas moquetas, las mismas puertas, los mismos armarios, pero dentro de ellos, nada.
El mismo olor destilado durante años por las personas que vivimos allí. En mis sueños mi primera casa todavía huele a nosotros, pero nosotros ya no estamos.
Abro la ventana de la cocina que da a un amplio patio interior cuadrado. También el patio sigue igual, con sus baldosas color teja.
Aúllo contra el suelo del patio con una añoranza profundamente íntima y desesperanzada y el suelo del patio recoge mi voz como me acogió el seno materno contestándome con un eco primigenio cálido y perfecto.
Entonces salto con fuerza al vacío. Sé que esta es la única forma de volver, pero entonces me despierto, desgraciadamente como siempre, justo antes de tocar el suelo.

viernes, 21 de marzo de 2014

Alfalfa





  Desde lo alto de la colina los verdes campos de alfalfa me parecen balsas de agua marina fuertemente agitadas por el frío viento del norte.
Entonces con mi cuerpo pequeño, todavía de niño, bajo corriendo y gritando para tirarme al agua vestido, lleno de una emoción y de un impulso incontrolables.

Al llegar caigo entre las hierbas exhausto por el esfuerzo, por la emoción, por la risa, con el pecho entero colmado de alegría.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El Sol

El Sol es una estrella enana blanca callada. Los planetas se mueven en el espacio rotando sin hacer el menor ruido. Las colisiones entre planetas se han dado siempre en el más estricto silencio. Por tanto no puedo quejarme de que mi voz nunca llegue claramente a tu pobre corazón. Pero eso no quita para que el mío enmudezca poco a poco de tanto clamar en tu desierto. (Cardiofaringitis Sahariana).
Soy un ser absurdo pues tiendo hacia lo sordo sin remedio. También me iré sin lograr hacer ningún ruido en una noche de invierno. Siempre fui un niño educado y silencioso.

Soy como la nieve que refleja la luz y absorbe el sonido. Soy un fantasma con sus pasos vencidos.

martes, 11 de marzo de 2014

En mis sueños bañera

En mis sueños mi antigua bañera está llena de una sola lágrima gigante y cuando me desnudo y me meto en ella se va transformando ante mis ojos tranquilos en gelatina, en mercurio, en plomo y por fin en ámbar.

Sumerjo también mi cabeza y allí me quedo cristalizado en paz, como un insecto, dentro de un silencio naranja  absoluto y perfecto.

viernes, 7 de marzo de 2014

En mis sueños hierba

En mis sueños no caigo desde el cielo, yo ya estoy abajo tumbado entre la alta hierba.
A través de las briznas y tapándome el sol aparece John Lennon con su barba, con su pelo largo y con el traje blanco. Desde el interior de sus gafas me dice:
            ¿Qué haces allí abajo, que no te levantas?
A lo que contesto:
            Déjame en paz, joder. Ya he escuchado todos tus discos.
            ¿Ah, sí? ¿Y qué te parecieron?
            Me gustaron más los de Joni Mitchell. Lo siento, John, los tuyos ya están muy sobados. Por cierto, me levantaré cuando tú te levantes de tu tumba. No me molestes más.


John se desvanece y el viento mece de nuevo la hierba y mi paz.