lunes, 28 de abril de 2014

Buzón

   En mis sueños a mi viejo buzón, el de la primera casa en la que viví, el de la primera casa que tuve y que perdí, siguen llegando cartas.
Estoy en el portal, el buzón esta lleno de cartas y no las puedo sacar.
Desisto frustrado. Recuperarlas desde hace mucho tiempo es imposible.
Subo al ascensor. A la casa sí que puedo entrar, pero la casa está vacía.
Las mismas moquetas, las mismas puertas, los mismos armarios, pero dentro de ellos, nada.
El mismo olor destilado durante años por las personas que vivimos allí. En mis sueños mi primera casa todavía huele a nosotros, pero nosotros ya no estamos.
Abro la ventana de la cocina que da a un amplio patio interior cuadrado. También el patio sigue igual, con sus baldosas color teja.
Aúllo contra el suelo del patio con una añoranza profundamente íntima y desesperanzada y el suelo del patio recoge mi voz como me acogió el seno materno contestándome con un eco primigenio cálido y perfecto.
Entonces salto con fuerza al vacío. Sé que esta es la única forma de volver, pero entonces me despierto, desgraciadamente como siempre, justo antes de tocar el suelo.

viernes, 21 de marzo de 2014

Alfalfa





  Desde lo alto de la colina los verdes campos de alfalfa me parecen balsas de agua marina fuertemente agitadas por el frío viento del norte.
Entonces con mi cuerpo pequeño, todavía de niño, bajo corriendo y gritando para tirarme al agua vestido, lleno de una emoción y de un impulso incontrolables.

Al llegar caigo entre las hierbas exhausto por el esfuerzo, por la emoción, por la risa, con el pecho entero colmado de alegría.

miércoles, 19 de marzo de 2014

El Sol

El Sol es una estrella enana blanca callada. Los planetas se mueven en el espacio rotando sin hacer el menor ruido. Las colisiones entre planetas se han dado siempre en el más estricto silencio. Por tanto no puedo quejarme de que mi voz nunca llegue claramente a tu pobre corazón. Pero eso no quita para que el mío enmudezca poco a poco de tanto clamar en tu desierto. (Cardiofaringitis Sahariana).
Soy un ser absurdo pues tiendo hacia lo sordo sin remedio. También me iré sin lograr hacer ningún ruido en una noche de invierno. Siempre fui un niño educado y silencioso.

Soy como la nieve que refleja la luz y absorbe el sonido. Soy un fantasma con sus pasos vencidos.

martes, 11 de marzo de 2014

En mis sueños bañera

En mis sueños mi antigua bañera está llena de una sola lágrima gigante y cuando me desnudo y me meto en ella se va transformando ante mis ojos tranquilos en gelatina, en mercurio, en plomo y por fin en ámbar.

Sumerjo también mi cabeza y allí me quedo cristalizado en paz, como un insecto, dentro de un silencio naranja  absoluto y perfecto.

viernes, 7 de marzo de 2014

En mis sueños hierba

En mis sueños no caigo desde el cielo, yo ya estoy abajo tumbado entre la alta hierba.
A través de las briznas y tapándome el sol aparece John Lennon con su barba, con su pelo largo y con el traje blanco. Desde el interior de sus gafas me dice:
            ¿Qué haces allí abajo, que no te levantas?
A lo que contesto:
            Déjame en paz, joder. Ya he escuchado todos tus discos.
            ¿Ah, sí? ¿Y qué te parecieron?
            Me gustaron más los de Joni Mitchell. Lo siento, John, los tuyos ya están muy sobados. Por cierto, me levantaré cuando tú te levantes de tu tumba. No me molestes más.


John se desvanece y el viento mece de nuevo la hierba y mi paz.

martes, 4 de marzo de 2014

En mis sueños mi gata



En mis sueños mi gata se hace gigante y va caminando a Woodstock, donde de un solo bocado engulle a Jimi Hendrix con su Stratocaster y todo.

Ella se relame y Jimi sigue y sigue tocando como un jodido poseso del demonio en el interior, lo que produce en mi gata un suave y profundo ronroneo perfecto para sestear bajo el sol.

lunes, 3 de marzo de 2014

En mis sueños

En mis sueños nado bajo una enorme ballena azul que me acaricia con su vientre blanco y calloso.
Me siento orgulloso, seguro y protegido cuando emite sus bellos y profundos sonidos que abaten mis penas y mis miedos, haciendo vibrar mis entrañas y golpeándome en el justo centro de mi corazón.

Me giro hacia arriba y le devuelvo la caricia a mi madre con mi tripa blanda y todavía suave y así, hacia arriba, en mitad del agua inmensa del océano, velado por la gran sombra de mi madre, imito su canto y por primera vez veo el sol.

                                                           



martes, 25 de febrero de 2014

Sobre "LA Música"

  Todos sabemos muy bien o que es la música. Antes de que supiéramos hablar nuestras madres ya nos arrullaban cantando con ella y esos sonidos fueron a nuestros oídos y a nuestros cerebros lo que la leche materna a nuestras bocas o a nuestros cuerpos. Así que nadie necesita que venga ningún intelectual a que nos la explique.
 Nadie debería apropiarse de algo que existe desde los albores del ser humano y del reino animal, no olvidemos que muchos otros animales al igual que nosotros también arrullan a sus crías cantando como hacen los pájaros o las ballenas. pero de esta música, de la verdadera música, verdadera y esencial nadie habla.

martes, 18 de febrero de 2014

La clínica


No hay razón para ello pero existe algo obsceno, surrealista, humillante y extraño en recogerse uno a sí mismo una muestra de semen a las nueve cuarenta y cinco para coger un taxi a las nueve cincuenta para llegar a la clínica privada antes de las diez treinta y esperar ante un mostrador con la muestra en el bolsillo de la chaqueta calentándola con la mano izquierda porque, según te dijeron las enfermeras, cuando hiciste lo mismo para el espermiograma, el calor les va bien a tus chicos.
La recepcionista te pregunta si le has puesto el nombre, como no lo has hecho intenta escribir tu nombre y tus apellidos en una pegatina. Como no le sale escribir tu primer apellido bien acaba por escribir, en tu muestra de semen, el nombre y apellidos de tu mujer. En el segundo apellido se deja una tilde, eso sí, lo escribe todo con mayúsculas. La recepcionista no toca la muestra y te da la pegatina para que tú mismo la pegues en el bote. No recoge la muestra y te hace esperar en una salita muy moderna a que salga una señora del laboratorio que te pregunta si el nombre de la etiqueta es el mismo que le han dado a ella. Comprueba que es así y te dice que te pases a recogerla a la una y cuarto.
Tú subes las escaleras que llevan a la puerta de la clínica privada, impolutas, te pones las gafas de sol y sales de allí como si hubieras cometido alguna falta y con un agujero más en el alma, pequeñito, pero al fin y al cabo con otro agujero y te vas como si nada a un bar cercano a tomarte un café.

jueves, 6 de febrero de 2014

El segundo café de la mañana

Voy al trabajo caminando y en la puerta de un bar veo a un hombre vestido de faena, con el mono lleno de manchas de pintura. Fuma y bebe café con la mirada preocupada, perdida y algo esperanzada. Está buscando en el segundo café de la mañana el impulso que le falta para volver al tajo.

El segundo café de la mañana es una de esas cosas que no te falla nunca, como los primeros discos de Tom Waits o los últimos de los Beatles, como medio orfidal a tiempo, como una tortilla de patata, como unos calcetines gordos, como un tiro en la sien. Cumple su cometido en el mundo con una efectividad asombrosa, barriendo del cuerpo y del pensamiento la pereza y la desesperanza contumaces. 
Sigo camino y veo también a manadas de niños cargados con unas mochilas monstruosas que se enfrentan a su mundo sin Tom Waits, sin los Beatles, sin orfidal y sin el segundo café de la mañana. ¡Qué valientes son! ¡Y qué pequeños!

Casi llego a mi destino, me siento en un bar cercano al trabajo sí, es mi segundo café de la mañana. Frente a mí hay un instituto al que entran en tropel manadas de chavales y de chavalas que hacen lo mismo que hice yo, que hicimos todos: ir hacia el futuro por inercia, sin la menor intención. Pienso que todo se repite una y otra y otra vez y les deseo a todos ellos que en el futuro no les lleguen a faltar, si no las cosas grandes, al menos las cosas pequeñas como el segundo café de la mañana y alguna cosa medianeja, como la esperanza.