jueves, 25 de septiembre de 2025

La señora del abrigo

 

                                                                       


Hace unos días, a mitad de la mañana, me vi sentado en un café al que hace algún tiempo al que no iba. Había salido de casa a hacer unos recados y necesitaba descansar antes de seguir, así que pedí un cortado y saqué mis útiles de escritura y lectura, que siempre llevo encima para cuando se dan estos casos.

Mientras estaba centrado en encontrar la última página escrita de una de mis libretas, noté que una mirada hostil se centraba en mí y lentamente, sin hacer ver que me había dado cuenta, levanté la cabeza para intentar saber de dónde venía aquella energía que estaba perturbando mi escritura.

Al momento, de entre toda aquella multitud que abarrotaba el café, distinguí a mi observadora, era una señora mayor, entrada en carnes, que embutida en un abrigo de lana fino de cheviot, naranja, gris y negro, con cinturón y boina a juego, me atravesaba con una mirada llena de un odio que yo no había experimentado antes, sin importarle además, que yo la estuviera viendo a ella a mi vez.

Intenté hacer memoria, por ver si la conocía y podía identificar el origen de aquella inquina tan voraz que me procuraba, y entonces me di cuenta de que no la conocía en absoluto y de que probablemente ella tampoco me conocía; la mujer no me veía a mí, estaba mirando en su interior una imagen, una a la que algo en mí le había llevado en su recuerdo, y que le había traído aquél sentimiento tan extremo, por eso estaba tan absorta, así que habiendo encontrado una explicación, me centré de nuevo en mis cosas, y al rato, después de haber pasado unos minutos concentrado, intenté volver sobre ella, pero ya no estaba en su mesa, ni tampoco la taza, ni la tetera de la infusión que había tomado.

Me pregunté entonces si no podría haber sido aquella mujer una alucinación, o una proyección de mi mente, o si se había levantado sigilosamente y su vajilla había sido recogida al momento con igual discreción.

De haber sido una alucinación no habría sido esta la primera, de niño, mientras cenaba con mi hermana en la cocina, vi a mi padre en pijama asomado, muy serio, a través de la rendija que dejaba de la puerta entreabierta. Al verlo tan serio y en pijama, que él no se ponía nunca antes de irse a la cama, me quedé muy impresionado, aquella imagen no era propia de mi pequeño mundo. Un rato más tarde al acabar mi plato de salchichas con puré de patatas, le pregunté a mi madre, que nos estaba atendiendo en ese momento, si Papá se había puesto el pijama, y ella sin pensarlo me dijo sonriéndose que no, que Papá estaba en el salón. Efectivamente, cuando mi hermana y yo salimos de la cocina y fuimos al salón para jugar un rato con nuestro padre, como hacíamos todas las noches después de cenar, él estaba en el sofá vestido con ropa de calle, como siempre.

La experiencia en el bar con la señora de naranja, a la que algo en mí había llevado a su sentimiento de odio interior, que a su vez me había llevado a mí a mi propio interior, y al recuerdo de la única alucinación de la que soy consciente, me dio que pensar en cuánto de la realidad podría ser una ensoñación, un recuerdo, una proyección, y recordé una idea que había esbozado hace tiempo, cuando al estar durmiendo, fui consciente de que existía un lugar imaginado, en mi mundo onírico, al que iba a veces cuando me perdía soñando. A raíz, digo, de esta revelación, otro día, estando en un plácido estado de duermevela, descubrí que había además personajes recurrentes, también imaginarios, con los que me encontraba a menudo en sueños, recuerdo que pensé al ver a uno de ellos, “Eh, a ti yo te conozco”, para despertarme después y poder así recordar esta circunstancia,

Pensé también que había cosas que se decía que no se podían hacer en sueños, como leer, puesto que al parecer al cerebro no le da tiempo de poner en el libro un texto coherente, que no advirtiese al soñante de estar en un sueño, lo que haría que se despertase, y también soñar con música, y me sorprendió que yo podía hacer ambas cosas. Esto, con casi total seguridad, se debe a mi condición de buen músico aficionado y de buen lector. Estos escritos soñados son una retahíla de palabras engarzadas, con el sentido justo que tendrían si fuesen leídas muy por encima, y la música se limita a melodías muy simples que se repiten como quien las silba distraídamente, y a veces una especie de tormenta sonora que emitiera una gran orquesta, con todos sus miembros tocando un acorde inmenso, entendí entonces que seguramente otras personas podrán hacer otras cosas ligadas a sus actividades diurnas. Reflexioné además sobre qué sentidos pueden ser soñados como la vista, el oído, el tacto, y cuales no, como el gusto o el olfato, a no ser que procedan de olores que provengan del mundo real, estos dos, al menos quedan fuera de mi alcance.

Me di cuenta, por fin, de que podíamos saber qué personajes reales se inmiscuían en nuestros sueños, pero no adivinar qué seres vivos y elementos de nuestros sueños vemos sin saberlo en la vigilia. Pensé de nuevo en la señora del abrigo naranja, gris y negro y en si sería una persona de la vigilia, de los sueños, una proyección o una alucinación, y concluí que en mi cerebro, en mí, para mí, igual de real sería si fuese una proyección, una alucinación o un un sueño.

Recogí entonces mis útiles de escritura, pagué el café y tras despedirme de la camarera me marché, a proseguir con mis recados.

Las temporalidades

                                                                    


Las temporalidades en general no coinciden, cada cual tiene varias, al menos dos, la exterior y la interior, que se ven afectadas en todo momento la una por la otra y las dos por las de cada una de las de los demás, por todas, incluyendo también las de los gatos por ejemplo, y está es la razón por la que cuando las temporalidades coinciden ocurren milagros amorosos, creativos. 

Volviendo a los gatos, cuando quise tener no uno, sino dos gatos, tenía yo cuarenta y tantos años y vivía de nuevo con mis padres, así que les pedí permiso y ellos encantados dijeron que sí, pues siempre les han gustado estos seres.

Así me puse en contacto con una pareja que vivía en las afueras de Zaragoza y dediqué mi día libre a tomar un autobús, quedar con ellos y conocer a los dos gatos que daban en adopción. Nos metimos los tres en el dormitorio, nos sentamos en la cama y dejaron entrar a los gatos, que eran unos cachorros grises atigrados con unos ojos azules espectaculares. Me quedé quieto dieciendo “ a ver si les gusto” y ellos, poco a poco se fueron acercando, les di mi mano a oler y después de esto, ellos, empezaron a trepar por mis piernas y por mi espalda. Al parecer había pasado yo la prueba de calidad, y además ellos me habían encantado a mí, así que volví muy contento a casa, con el beneplácito también de la joven pareja, en uno de esos autobuses que a última hora de las tardes de hacienda, van casi vacíos entre las ciudades dormitorio y las principales. 

Al día siguiente por la mañana visité al veterinario del barrio, al que ya habíamos llevado a todos los demás gatos que habíamos tenido, para preguntarle cuanto me costaría esterilizarlos, ponerles las vacunas y sendos chips, para que no se me perdieran, y de repente me di cuanta de algo en lo que hasta ese momento no había pensado; mi padre estaba inmuno deprimido ¿Sería un problema para él convivir con dos gatos? El veterinario me lo desaconsejó absolutamente, al parecer es muy difícil que una enfermedad, un parásito, un hongo, se transmita entre especies diferentes, pero con una persona inmunodeprimida había que tomar todas las precauciones. 

Andaba yo por aquel entonces muy corto de ilusiones, pero tuve que abandonar esta, por razones obvias.

Sin embargo al cabo de un año pude irme a vivir solo y entonces retomé mi afán. A algunas personas nos resulta difícil vivir sin gatos, y encontré al que ahora vive conmigo, Epi. Solo podía ser uno, aunque también atigrado, y de ojos azules, porque la casa era minúscula,

Cosas de la vida, tras fallecer mi padre, volví de nuevo a la casa madre, esta vez con gato, y aquí estamos los tres, mi madre, Epi y yo, compartiendo como no puede ser de otra manera, todas nuestras temporalidades, comprendiéndolas y acomodando unas a otras, pues en eso también consiste la buena convivencia.

Así, por ejemplo mi gato, como el resto de los felinos del mundo, se activa por las noches, y cuando en esas horas tiene hambre, si oye que me remuevo en la cama, lo que quiere decir que voy a levantarme al baño, aparece en el dormitorio, me sigue al servicio pidiéndome insistentemente aquello que hubiera podido cazar si viviera en libertad, pero si ve que ya van pasan las horas y no me despierto para darle lo suyo, mete su cabeza en el hueco de mi mano, para intercambiar, las caricias que mientras me despierta, esas que graciosamente me permite prodigarle, pretende cambiarme por un trozo de lata de las buenas.

Mi madre sin embargo desayuna muy pronto, cuando se cansa de estar a veces ya despierta en la cama, y vuelve a ella. Cuando me oye rondando por la cocina preparando el café y las tostadas, la oigo salir de su habitación de camino a la cocina para tomarse conmigo su segundo café, Sé que lo hace para ver cómo estoy de mis males, y yo, a mi vez, le sonsaco los suyos. 

Por la tarde cada uno anda en sus cosas, Epi en sus tremendas siestas en el patio, mi madre en sus novelas, las de la tele, y yo en las mías, de papel, y por la noche ella es la primera en retirarse,  viene a mi cuarto a despedirse, y a decirme si hay o no que regar las plantas, entonces yo, tras regar o no, entorno mi puerta, bajo el volumen de la televisión, y del amplificador de la guitarra eléctrica con la que zarceo mientras veo alguna serie antes de acostarme,. pues esto me relaja tanto como el nunca suficientemente ponderado orfidal

He hablado, habrá notado el lector, solo de las temporalidades externas, pues de las de dentro, que son las que nos impulsan a levantarnos de repente de la silla para ir a por un poco de agua, o a buscar el teléfono, nadie, ni siquiera uno mismo de las suyas, sabe a duras penas algo.  


Archivo : "Compteur de Tierces" de Louis Moinet.jpg Este archivo está licenciado bajo la licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unportedhttps://commons.wikimedia.org/wiki/User:Hohum

El ambiente interior

                                                                        



Me gusta leer los libros de ciertos escritores seguidos, hasta llegar al punto en que en su tiempo interno se confunde y solo quede en mi cabeza el ambiente que crean en sus obras, esa sensación única de sus mentes, esa gran y única imagen mental en la que cada uno se condensa,

Porque hay autores, que tienen su propio timbre imaginario; igual que la voz de cada persona tiene su timbre único, ellos tienen su propia voz ambiental, eso le ocurre a Milan Kundera, a Virginia Woolf por ejemplo, o a Thomas Bernhard, no hay más que abrir cualquiera de sus libros para sumergirse uno en sus cerebros, en sus privilegiados mundos interiores.

Lo mismo ocurre con Bach, que siempre produce la misma calma, una quietud cuyas imágenes están siempre llenas de una esperanza plena de belleza, con Zelenka, con ese amor que se expresa en lo divino, con Pergolesi, con tantos otros, cada uno con su firma de pensamiento y sentimiento única y perfecta 

Esto es más común, creo yo, en el caso de la música barroca, porque hay en estos autores lo que Ortega y Gasset  llamó, una “fe viva”, en ellos la fe es religiosa, aunque trasciende a lo espiritual. En otros creadores esa fe puede tener como objeto, la vida, el deseo de comunicarse, de equilibrar sus vidas, el amor por otra persona o por su mismo arte.

Con el arte sucede algo glorioso, que consiste en que los impulsos neuronales, tanto emocionales como intelectuales de otro ser vivo, pasan a través de la obra, del sistema nervioso de los autores a los nuestros, en una suerte de multiplicación energética, comunicándonos, superando la distancia física temporal, e incluso la diferencia en el estado vital, pues muchos de estos artistas hace tiempo que no existen, Este proceso es lo más parecido que poseemos a vencer a la muerte, en el caso del creador y a la soledad, que es como morir un poco, en el caso del receptor de la música, de la obra escrita, pictórica, o de cualquier otro tipo.

Todo esto sucede, en mi modesta opinión entre las mentes humanas, en general, con los recuerdos nos generamos unos a otros, lo único que diferencia esta interacción con la que tenemos con los verdaderos artistas, es que ellos lanzan al mundo un recuerdo universal y común, dentro del que los demás podemos recrearnos, y lo que es más importante, al ser un mensaje común, reconocernos y comunicarnos en él.

Fotografía del cuadro Retrato de Giovanni Battiste Pergolesi (1710-1736). Autor Domenico Antonio Vaccaro. Propiedad del Museo Storico Musicale del Conservatorio Di Musica San Pietro A Majella. Fuente: Wikipedia, dominio público

viernes, 12 de septiembre de 2025

1329

 1329- Los creyentes en una hermandad humana, quizá deberían tener en cuenta que ni siquiera hemos sido capaces de crear un lenguaje de signos universal, ni un sistema de escritura para invidentes universal; cada país, cada gestor de cada una de las lenguas, ha creado su propio idioma y escritura nacionales, ligados a la lengua y gramáticas patrias, lo que demuestra que no hacemos más que hablar de tirar abajo las barreras, pero que no somos capaces de vivir sin ellas, pues vamos construyendo unas según otras van quedando obsoletas.

jueves, 11 de septiembre de 2025

1050 Aislamiento intergeneracional

 1050- Nuestras cosas, nuestros objetos cotidianos diseñados bajo el régimen de la obsolescencia programada, ya no serán guardados ni transmitidos a nuestros descendientes, y esto es la primera vez que pasa en la historia del mundo. De esta forma, el aislamiento del ser humano comienza a producirse también entre diferentes generaciones.

viernes, 5 de septiembre de 2025

Divagaciones 823-836 (A buen entendedor)

 817- En las casas antiguas permanece la ausencia.

823- Para que la pregunta fuera útil tendría que ser una respuesta.

824- El recuerdo es la ausencia.

825- La ficción es el entramado del tiempo.

827- El cerebro piensa como el corazón late.

828- Sólo cuando se ama se deja de perder el tiempo.

829- Lo importante no es el fin ni los medios, lo único esencial es el principio.

830- La libertad es la ausencia de necesidad.

833- Las preguntas esenciales sólo están en el cerebro humano.

834- Nos relacionamos con los demás no directamente, sino a través de lo común. 

835- El fin de lo común es, asimismo, relacionarse.

836- La forma y el fondo no son suficientes, hay que tener también profundidad. 

sábado, 30 de agosto de 2025

A buen entendedor selección de divagaciones 1542-1755

 1542- Para odiar no hace falta ser correspondido.

1543- Sin embargo el amor necesita la participación y el esfuerzo de dos personas, o de un grupo de ellas, por eso se desvanece con más facilidad que el odio, que solo depende una, y de sí mismo.

1574- El poder no respeta, se impone, por eso es un abuso.

1576- La verdad tampoco está por encima de la ley.

1577- Sin comprensión no hay escucha.

1578- El que no escucha se pierde a sí mismo. 

1580- Lo suficiente nunca es excesivo, ni lo excesivo, al parecer, suficiente.

1588- El sentido es la sensibilidad.

1755- “Reír es propio del hombre” Rabelais

         - “Y de la hiena” Quique.

miércoles, 20 de agosto de 2025

Sobre los robots gestantes chinos

                                                                     


                                                                          

Sobre la noticia de ayer en la que se contaba que China está trabajando en la creación de robots gestantes, es decir, de úteros artificiales, me gustaría decir que la tragedia no consiste solo en que la humanidad trabaje en su propia extinción, yendo contra la naturaleza, sino que lo hace por motivos puramente económicos.

Decía Lewis Mumford en su libro "Técnica y civilización", que desde que el reloj se inventó, el tiempo humano pasó de ser un tiempo orgánico, regido por los ritmos dela naturaleza, a ser un tiempo mecánico.

Posteriormente, otros autores como Marshall McLuhan, Zygmunt Baumann o Hartmut Rosa, han advertidosobre la aceleración tan tremenda que la tecnoñogía ha traído a la vida moderna. Todo se ha hecho más rápid, no siempre en aras de la mejora de la vida humana, sino del rendimiento económico.

Tras leer a estos autores y haber sacado de ellos las enseñanzas que Dios me dio a entender escribí, para mi libro "A buen entendedor" el siguiente texto:

 1772- Se puede decir que las mujeres, cuando se quedan embarazadas, fijan el tiempo a lo orgánico y lo anclan entre todas alrededor de los ciclos naturales, y no a favor de la aceleración económica. Aquí está nuestra salvación frente a la velocidad y laaceleración, el no permitir que la ciencia acelere el proceso de gestación, casi el único que todavía no han tenido valor de intentar modificar.

Parece que ni esto va a dejar la industria al ser humano, se crearán seres humanos a voluntad, como se cultiva brócoli o se fabrica champú anti rizos, y además se acelerará la producción de seres de nuestra especie, como se acelera la puesta de huevos, o la producción de la leche de vaca o la carne de cerdo en las mega granjas. 

No dudo de que esto podría tener alguna ventaja para las mujeres, pues podría librar a la mujer que lo deseara de las incomodidades y del tremendo dolor y de la angustia del embrazo y del parto, así como de la desventaja que los meses de gestación y la crianza de los primeros meses y años, que seguro que también se robotizará, pero en la aceleración del tiempo, que se hace para someter todo nuestro mundo, toda nuestra actividad, a la productividad y a la competitividad, para mejorar la capacidad extractiva de riqueza de los de muy arriba a los de muy abajo, se da otro paso más, a pesar de los gravísimos problemas de salud que está trayendo para los humanos y también para el planeta.

Estamos en manos de unos histéricos e histéricas del cortoplacismo y de la explotación de los recursos materiales y humanos, no para beneficio del común, si fuera esto así no nos llevarían por este camino, sino para ellos mismos, que mos está llevando al desastre más absoluto.

Que Diosito si es que existe y todos sus santos, ángeles y arcángeles, si es que xisten nos protejan si es que pueden, por santa Hildegarda de Binguen jefaza del santoral y sobre todo sabia, amén.

Imagen de dominio público; "Dibujo de un feto, detalle de un dibujo de Leonardo Da Vinci" tomada de Wikipedia, que a su vez la toma de  http://www.dibujosofleonardo.org


lunes, 11 de agosto de 2025

Divagaciones recreativas 623

 623- Me despierto de nuevo una hora antes de que suene el despertador, sé que no voy a dormirme, así que alcanzo la cajita donde tengo preparadas mis pastillas y me las tomo en la oscuridad. 

Comienzo a darle vueltas a las cosas, y pienso que quizás deberíamos tomarnos un tiempo en tener una ligera idea de cómo viven los demás por dentro.

Oigo al vecinito de arriba que corre por el pasillo, seguramente se habrá despertado hoy antes para jugar con sus regalos de navidad. Muchos fines de semana, temprano, el niño corre por el pasillo y me despierta, pero yo no le digo nada a sus padres, me gusta pensar que entre él y yo hacemos uno que es feliz.

Hace días que me despierto una hora antes de que suene el despertador, desmadejado. Esto sucede a temporadas desde hace más de doce años sin que nadie lo sepa. Cuando pienso en esto me pregunto:¿Quién vendrá? 

Y entonces, querido lector, es cuando te echo de menos más.