Queridos lectores, ayer, a las dos de la mañana, descubrí que mi vecino del piso de al lado, el que tiene un perro y un gato que prácticamente viven, pobrecicos, en el patio al que da mi ventana, tiene, además, una trompeta, sí, una trompeta.
Lo intuí ya cuando comenzó a ensayar, a las dos de la mañana, "quinto levanta tira de la manta", a la tercera intentona ya lo tuve claro.
Menos mal que no le salió muy bien y enseguida lo dejo, porque la melodía era casi irreconocible y emitía sobre todo muchos chufletazos, y que yo siempre, a esas horas, todavía ando despierto.
Y yo me pregunto ¿Qué necesidad había de ensayar "quinto levanta tira de la manta" a las dos de la mañana?
En fin, menos mal (otra vez) que me han pasado cosas tan absurdas en mi vida que un vecino con una trompeta tocando "quinto levanta, tira de la manta" a las dos de la mañana para mí no es nada, y que me adorna una paciencia casi infinita.
Os cuento este sucedido para vuestro regocijo, y para que en cuanto se pueda ser santo laico apoyéis mi candidatura. Me querré llamar San Quique Michi, patrón de los gatos caseros, de los lectores, de la paciencia, de la resistencia pasiva y de los estupefactos. Apoyadla por Dios, porque cualquier otro le hubiera insultado o le habría tirado un cubo de agua con mucho hielo con el cubo incluido en el envío o algo, y yo permanecí incólume, aquí en mi cama, sin inmutarme, con mi librico y por supuesto con Epi que roncaba a mis pies.
Que cuando se pueda ser santo laíco sea yo santo laico, que se me cumpla por Santa Hildegarda de Bingen, Santa Teresita de Jesús y Santa Magdalena de Nagasaki, amén.
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