lunes, 28 de marzo de 2016

las pesas, los libros.




    Las pesas del gimnasio suben y bajan produciendo una quema de energía inútil. Un recorrido de sirgas y poleas  que se mueven sin llegar nunca a ninguna parte, generando un murmullo de golpes que solo puede ahogarse con una chundarata, también absurda, salida al menos de la ya eterna radio fórmula.

    Los libros y de las películas en las bibliotecas, sin embargo, salen de su espacio y acaban por habitar el mundo interior de los usuarios.

   Quiero pensar que cada vez que alguien lee un libro, que escucha música, o que ve una buena película, se vuelve un poco más sensible, un poco más humano.

   Puede que todo eso se quede para siempre en el interior de ese ser más "cultivado" y que le sirva para sobrevivir en un mundo cada vez más violento,

   Puede ser que sólo con no participar en la barbarie ya se haga un gran servicio, pero deberíamos conseguir que todo eso que ha sido cultivado diera sus frutos.

   No es algo que se promueva y este debe ser sobre todo el motivo de que lo hagamos nosotros mismos.

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