lunes, 7 de marzo de 2016

De madrugada

 

     Hoy tengo una cita temprana en el hospital, una pruebas sin importancia, Como hay huelga de autobuses decido levantarme pronto y acudir andando tranquilamente, dando un paseo.

     Mantenerme lejos de los autobuses llenos de viajeros y de conductores malhumorados y el caminar despacio, me dan la oportunidad de volver a ver el mundo a primera hora de la mañana y ver cosas que antes, al ir atropellado, no veía.

    La primera conclusión que saco es que cuanto antes se levanta uno más absurdo parece el mundo.

    Veo a muchos trabajadores de traje, muy bien vestidos, algunos bajando de coches carísimos, nunca pensé que los ejecutivos y los oficinistas de altos vuelos tuvieran que ser de los primeros en levantarse. Se mezclan con los niños arrastrados de la mano todavía medio dormidos. Estos son los grandes damnificados del madrugón y de un horario escolar pensado para la comodidad de los mayores y no para la salud de los niños.

    Pasan dos o tres muchachas enamoriscadas que atraviesan sin darse cuenta de nada los desechos nocturnos. Más niños llevados al colegio por sus abuelos y entre muchas otras personas obreros trabajando en futuros comercios.

   Veo también seres humanos recogiendo sus pocas pertenencias y desalojando como cada mañana, el cálido interior los cajeros.

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