sábado, 17 de noviembre de 2018

En mis sueños recinto

En mis sueños duermo vestido, con mi abrigo y con mis auriculares puestos, en una especie de centro recreativo. Hay una piscina y enfermeros, que al descubrir mi aspecto de indigente emocional, me dicen que no puedo estar allí.
Me pregunto si la puerta que me señalan, es la salida o la entrada del psiquiátrico, y si será dentro o fuera del recinto, donde encontraré un poco de inteligencia y de comprensión.

Mientras me recompongo del sueño, todavía dentro del sueño, pienso en si sería capaz de atravesar esa puerta y probar otra vez suerte, en otro lugar.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Facetas

La soledad que es, al parecer, falta de intimidad, le quita a la vida el poco sentido que tiene.

A mi cada día me resulta más extraño que una personalidad escindida como la mía, con tantas facetas, esté tan despoblada, tan vacía, pudiendo encajar con tanta gente por tantos lados.

Quizá sea así porque cada faceta está ligada a las demás por un juego de varias aristas.

Así que esfuerzo en redondeárme ,en limar mis cantos, para llegar a ser una esfera, que pueda rodar por el mundo de una a a otra mano, en la esperanza de que este esfuerzo merezca la pena.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Luz

Salgo a la calle en una mañana nublada y una luminosidad densa, como una miel grisácea y turbia, sucia de años, se vierte sobre mis párpados entrecerrándolos a mi pesar

Intento ver un mundo que me llena de polvo y plumas las pestañas, y entre las pegajosas hebras de legañas almibaradas, que se entreabren con mi esfuerzo, alcanzo a ver apenas las baldosas del pavimento que voy pisando, y de reojo, las ventanas vacías de los edificios que me protegen, proyectando sobre mi la la penumbra en la que habito

Llego casi a tientas, al café que frecuento por las mañanas, y me pongo a escribir a través de las telas de araña de mis cataratas glaucas, que reciben el bálsamo de la claridad indirecta y aterciopelada, de la luz artificial.

jueves, 8 de noviembre de 2018

En mis sueños viaje nocturno

En mis sueños viajo en un autobús nocturno en el que me encuentro con una vieja conocida. Me cuenta que está perdida, la consuelo y la ayudo a pasar la noche durmiendo con ella, entrelazado

Al despertarme ya no está conmigo, ha buscado refugio bajo unos asientos, donde ha montado una especie de guarida, con un saco de dormir, parapetada tras sus maletas.

Descubro entonces que han desaparecido todas mis pertenencias, y que sin embargo, ella ha conservado las suyas

Al llegar a nuestro destino sus amigas vienen a buscarla a la parada.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Horizonte

Cambiar  de perspectiva

Hacer las maletas

Deshacerse de lo inconfesable

Mudar las sábanas justo antes de la partida

Marchar al fin, y abandonar un camino agotado y sin rumbo,
por el horizonte estrellado y vertical de los muertos


viernes, 2 de noviembre de 2018

Furgoneta

Veo a un tipo meter una bicicleta en una furgoneta y pienso que él, a pesar de todos sus medios de transporte, tampoco sabe a dónde está yendo, dentro de un planeta, que según he leído hace poco, no se mueve en una órbita elíptica alrededor del Sol, porque este, viajando también dentro de la Vía Láctea, arrastra a los planetas, a sus satélites y a sus cometas a través del espacio, haciéndolos girar en una especie de espiral helicoidal, parecida a una escalera de caracol o a la doble hélice del A.D.N.

Todo lo anterior es , además relativo, porque , según me decía el otro día un amigo, como la galaxia y el mismo Universo están a su vez en movimiento, es imposible determinar dónde está cada elemento en relación a otro en un momento dado".

Y esta es la divagación que empieza con el tipo que mete una bicicleta en una furgoneta.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Tranquilo

Me acerco una y otra vez a los demás, como las avispas a las plantas, para libar de ellas un néctar,  un bálsamo que alivie mi soledad

En esta busca pierdo a poca energía que aún me pertenece, y que vierto en una especie de  eyaculación onanista al vacío del mundo, de donde nada vuelve nunca.

Ceso entonces en mi empeño y surge en mi una sensación de fuerza en las plantas de mis pies, que asciende, como la savia por las raíces de una encina, por mis gemelos, por mis muslos y  por el tronco de mi espina dorsal, para llegar a las agitadas hojas que forman las neuronas en mi cerebro.

Es esta  una energía que procede de la quietud, de la ausencia de sentido, de objetivo y de ilusiones. Que procede de la certeza de la inutilidad del tiempo y de su paso constante y distraído. De la noción de saberme un ser sin par.

Es una potencia arbórea que surge de la desesperanza y de la derrota, cuyos anclajes impiden ya que pueda ejercerla para ir  a cualquier parte, y que por el contrario me obligan a quedarme aquí, por fin, varado, pero también fuerte y tranquilo.