No puedo sentir nostalgia de tiempos pasados. Ya he dejado de desear otras vidas, son esas vidas, esos niños y adolescentes que son yo mismo, los que se quedaron para siempre allí anclados, reviviendo una y otra vez su dolor, sus traumas, viviendo en medio de ese instante de su propio y máximo sufrimiento. ellos, que viven sin avanzar ni retroceder en ese preciso segundo son los que me duelen ahora.
Algunas partes de mí, demasiadas, se quedaron allí, para siempre, y yo busco la manera de amarlas de abrazarlas y de que por medio de una luz blanca potente y sanadora, se fundan conmigo y dejen de gritar desde ese abismo infinito que es el pasado, dentro de mi memoria, antes inconsciente y ahora consciente, para que dejen de sufrir, y yo con ellos, en mis ensoñaciones, en mis pesadillas en mis sueños.
A veces me duelen la cabeza, los dientes los huesos, las muelas aquí en el presente y sé que el dolor no es mío, es el de ellos, que están allí y aquí todavía, creciendo.