viernes, 1 de abril de 2016

De nuevo el parque



  Vuelvo de nuevo a hacer algo de ejercicio. Recupero mi viejo recorrido por el parque. Hace un viento de mil demonios, la capucha de la sudadera me golpea la cabeza de cuando en cuando.

  Una abuela se sujeta a la barandilla del puente sobre el río Huerva. para no acabar en el suelo y la verdad es que hace bien.

  Miro hacia arriba y veo un claro enorme circundado por una corona de nubes que descansa sobre los límites de la ciudad, pero sobre todo esto, lo que más llama la atención. son los enormes nidos de los pájaros entre las ramas aún sin hojas.

  Pienso que podrían caer, como algunas de las ramas pequeñas que aparto con mis pies, pero luego algo me hace creer en la sabiduría de la naturaleza.

  Esos nidos no son como las señales de tráfico o los techos de uralita, colocados muchas veces  de cualquier manera, para cubrir el expediente y cobrar la factura,

 Dicho de otra forma, muchas veces el objetivo del ser humano es diferente al esencial. El objetivo de un techo debería ser cobijar y durar lo más posible, pero como decía antes, el objetivo se difumina entre facturas, cuentas, objetivos de ventas o pérdidas.

  La naturaleza en cambio no hace cosas de manera provisional, o de forma "provisional definitiva" como decía  a menudo un viejo amigo.

  Esos nidos cumplen su única función de cobijar, refugiar, de poder criar y están hechos con la experiencia heredada de siglos, con sencillez y eficacia.

   Corre bajo mis pies una bolsa de plástico, miro admirado de nuevo los nidos y sigo tranquilo mi camino.

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