La primera vez que vi a mi tío Pedro yo
tenía catorce años y él estaba sentado a una mesa de nuestro restaurante. Creo
que tenía un compromiso y mis padres le estaban echando una mano. Además, mis padres que ya sabían que yo quería ser músico, querían que lo conociera porque él había formado parte del grupo Chicotén, que
se dedicaba a recuperar temas de música tradicional aragonesa. Lo de este grupo
es un caso muy curioso en toda la historia de la música
porque ellos solo sacaron un disco, pero la productora, en todos estos años y sin contar con los componentes originales, ha ido sacando discos con el nombre del grupo y con otros músicos sin que nadie haya dicho nunca nada...¿Te imaginas que la EMI hubiera seguido sacando discos de Los Beatles sin ningún Beatle ni sin el consentimiento escrito de ningún Beatle... y sin ninguna canción de los Beatles? pues en Aragón esto es posible. Así somos por aquí....
porque ellos solo sacaron un disco, pero la productora, en todos estos años y sin contar con los componentes originales, ha ido sacando discos con el nombre del grupo y con otros músicos sin que nadie haya dicho nunca nada...¿Te imaginas que la EMI hubiera seguido sacando discos de Los Beatles sin ningún Beatle ni sin el consentimiento escrito de ningún Beatle... y sin ninguna canción de los Beatles? pues en Aragón esto es posible. Así somos por aquí....
Pedro
había hecho fotografías de operaciones quirúrjicas, había restaurado órganos de Iglesia y había acompañado a la guitarra a
Labordeta y a Ana Belén. Por lo visto a Labordeta lo dejó tirado en
mitad del escenario, Labordeta gritaba ¡Savirón, Savirón! pero Savirón no volvió. Mi padre decía, que Pedro decía,
que Labordeta cantaba muy mal, como con el esófago, y que llegó un momento que ya no pudo
soportarlo. Que le vamos a hacer, cada uno tiene sus gustos y su manera de
intentar cantar.
Cuando lo conocí no podía imaginar lo
importante que iba a ser para mí, me pareció un tío majo, raro, pero majo que
me prestó atención desde el principio.
Cuando comencé a tocar por ahí, y a vivir el el tubo también volví a verle . Él tocaba música barroca en el bar
Van Gohg y también en el restaurante el Prior y fui a verle con alguna novieta
que tuviera en aquel momento.
No recuerdo muy bien como, o porqué, comenzó a
venir a comer con nosotros, en la mesa del bar, que reservábamos para comer la
familia cuando acababa el servicio (O si
podíamos, antes).
Pedro vivía en el barrio, en una buhardilla que le había dejado un amigo suyo actor, que por entonces vivía en Madrid y había sacado adelante un proyecto para el ayuntamiento, un taller de lutería donde se enseñaba a chicos y chicas que no tenían ningún oficio a construir instrumentos musicales..y que llamó, como no, "El Chicotén"
Pedro vivía en el barrio, en una buhardilla que le había dejado un amigo suyo actor, que por entonces vivía en Madrid y había sacado adelante un proyecto para el ayuntamiento, un taller de lutería donde se enseñaba a chicos y chicas que no tenían ningún oficio a construir instrumentos musicales..y que llamó, como no, "El Chicotén"
Una noche fui a ver el taller, que estaba situado, y lo está todavía,
aunque dedicado a otros fines, en la calle de Las Armas, a la que él quería
cambiar el nombre por el de Calle de la Música. Aquella calle daba bastante
miedo de noche y más todavía en invierno. Hoy todo el barrio de “El Gancho” ha
ganado mucho
. Cuando llegué allí me enseñó
lo que estaba construyendo: un clavecín “De viaje”. Era magnífico, tenía las
teclas que en un piano serían blancas negras y las negras blancas...lo había
construido pieza a pieza y entonces me explicó que "necesitábamos pelos de
jabalí" ...¿Para qué? pregunté yo....”Se necesitan porque, cuando tocas una tecla, tiene que haber dentro algo, una pieza, como una púa, que pulse la cuerda de la
nota correspondiente y tiene que tener la fuerza suficiente como para hacer
vibrar la cuerda y la flexibilidad suficiente para volver a la posición
original....se pueden comprar de plástico y no están mal del todo, pero,,,lo
mejor y lo más resistente es el pelo de jabalí, así es como se han hecho
siempre estos instrumentos...” Así que revolucionamos el bar preguntando a todo
el mundo si conocían a cazadores o a taxidermistas....cuando les explicábamos
que necesitábamos pelos de jabalí, "de la zona del cogote si podía ser..." la
gente se quedaba alucinada y más cuando les explicábamos que eran para hacer un
clavecín.
Se encontró a un taxidermista que nos cedió un mechón pero, al estar tratado el pelo con sustancias propias de la taxidermia, los pelos ya no servían. No se muy bien como, pero al final el clavecín se terminó y aún lo ando buscando, porque después de tantos años le hemos perdido la pista
Se encontró a un taxidermista que nos cedió un mechón pero, al estar tratado el pelo con sustancias propias de la taxidermia, los pelos ya no servían. No se muy bien como, pero al final el clavecín se terminó y aún lo ando buscando, porque después de tantos años le hemos perdido la pista
Otra vez, a Pedro le insistían en un bar
para que jugara al ajedrez con un tipo extranjero. Él no quería porque le
gustaba pasar desapercibido pero al final, los amigos le insistieron tanto que
accedió...y ganó al extranjero...cuando acabaron la partida alguien se le
acercó y le dijo..."Pedro...acabas de ganar al campeón de Escocia..." el se reía
como nunca y repetía ¡Pero si a mí me enseño a jugar mi madre y me enseño
cuatro cosas....jjojojo!...Cuando me enteré de su hazaña le pregunté...Pedro
¿Me enseñas a jugar al ajedrez? a lo que el contestó..."Quique...jugar al ajedrez
solo sirve para jugar al ajedrez”
He pensado a menudo en aquella frase, en aquel momento, perdí mi interés
por aprender a jugar bien y eso ocurrió
porque en realidad no era el juego, si no
la hazaña, lo que me importaba... Siempre hacemos cosas no por la cosa en si,
sino por lograr otras cosas diferentes a lo que hacemos. También gracias a esta
frase que me dijo mi tío he pensado mucho en lo que son en realidad las cosas y
para lo que sirven, así por ejemplo, leer, solo sirve para leer, pero eso ya es
mucho...he ido comprobando que la mayoría de las cosas no sirven ni siquiera para una sola cosa.
Pedro era un personaje asombroso, siempre con la misma ropa y siempre
sin una sola mancha. Se sentaba en la barra del bar y se quedaba sentado,
fumando, pensando en sus cosas...parecía no necesitar nada, parecía estar
llegando a unas conclusiones alucinantes para los demás pero, al mismo tiempo,
cotidianas para él y al mismo tiempo parecía haberse marchado del mundo.
Él me
enseñó muchas cosas, sobre la música, sobre el silencio, sobre como la
música es monotonía que se rompe aquí y allá...No podría ni acordarme de todo
lo que aprendí, de todo lo que me enseñó.
Un día, mientras comíamos empezó a tener convulsiones, yo lo vi desde la
barra (me había levantado a coger algún cubierto o alguna cosa que faltara en
la mesa) cayó al suelo mientras intentaba agarrarse a los muebles y cuando por
fin su cuerpo golpeó las baldosas ...en aquél preciso momento, pensé “Acabo de
asistir a la muerte de mi tío Pedro” Afortunadamente no fue así, llegaron los
médicos con su ambulancia y su camilla y lo llevaron al hospital.
Pasó
una temporada con su hermana y al poco tiempo volvió a su vida de siempre. Nos
decía que seguía trabajando, pero estaba
muy enfermo. De eso nos enteramos cuando le volvieron a ingresar por última
vez. Como no sabíamos nada, no pensábamos que pudiera ser grave pero Enrique
Gastón, muy discretamente (Yo creo que vino de propio) me dijo en la barra del
bar que tenía que ir a ver a Pedro, que no esperara mucho, este gesto se lo
agradeceré siempre.
Aquella misma tarde fui con mi padre, que era
su amigo desde la infancia. Recordaré siempre la fecha porque era veinticuatro
de Diciembre.
Aquel día me volvió a contar mi padre, que de
niños, estando Pedro malo en la cama se había fabricado una guitarra con una
caja de puros y con alguna otra mierda que había por la casa y que como el pobre debía de tener que estar
en la cama varias semanas, mi padre le llevó su guitarra y así es como empezó a
tocar...
Cuando llegamos nos encontramos a otro hermano de Pedro y ya nos dijo
que se estaba muriendo de Cancer. El muy...nos lo había ocultado a todos. Nos
despedimos de él y aquella noche, mientras cenábamos con la familia (La única
vez que cenamos en Nochebuena en el restaurante, que por supuesto estaba
cerrado) a eso de las diez... sentí una inmensa sensación de paz, no sabría
explicarlo y tampoco sabría decir si esa fue la hora en que se marcho Pedro,
pero yo sentí algo indescriptible que nunca más he vuelto a sentir.
Al día
siguiente, entre el dolor que sentía, no podía evitar pensar, "Este tío...joder
casi consigue morirse sin que se entere nadie ¡El día de Navidad no hay
periódicos ni esquelas! que cabrón...que cabrón! Después de recoger y fregar yo solo toda la
vajilla de la cena, de la cena de navidad, lo que hice con una gran amargura, cuando
abrieron los bares por donde solía ir, cogí un abrigo y recorrí todo el barrio
dando la noticia e informando a sus amigos de los detalles del entierro.
Después, cuando pasó el tiempo necesité hacerle una canción... solo diré que la
canción se llama “Gracias ... La podéis escuchar en este enlacehttp://www.youtube.com/watch?v=W1Fc-8o7PjE
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