Todos tenemos la necesidad de sentir que somos alguien, algo.Y es así como otorgamos a esa misma esencia a los demás actores en nuestra pequeña obra de teatro.
Da igual el papel que nos auto adjudiquemos, o el que le demos a los demás. Da igual si estos no se ajustan a la realidad, si es que esta existe, da igual, mientras continúe la ficción.
Saber todo esto tampoco arruina la obra, la puesta en escena, porque esta es nuestra razón de ser. No podemos evitar subir a las tablas, de hecho sólo bajamos de ellas cuando dejamos el mundo, y aun así, nuestros personajes, pueden ser resucitados, como fantasmas, o como recuerdos, en las mentes de otros intérpretes, protagonistas también de sus propios libretos, en esta telaraña de obras que es la vida humana.
lunes, 19 de noviembre de 2018
domingo, 18 de noviembre de 2018
Pucheros
Siempre andamos diciendo las mismas cosas, como si estuviéramos hechos de lluvia o de viento y no tuviéramos otra canción que el caer del cielo o el de pulular a través de los árboles de los bosques, o el girar silbando en las esquinas de los edificios.
Este quejido único y común, es nuestro llanto de apego por el amor materno perdido, por ese amor que en realidad pertenece a la esfera de lo mítico, porque en realidad nunca existió, al menos no en la forma o en la cantidad en que cada uno de nosotros lo hubiera necesitado.
Si en alguna ocasión este amor materno ideal hubiera existido, no andaríamos por ahí llamando la atención, acumulando cosas o haciendo canciones, escribiendo para ser vistos, o haciendo pucheros.
Este quejido único y común, es nuestro llanto de apego por el amor materno perdido, por ese amor que en realidad pertenece a la esfera de lo mítico, porque en realidad nunca existió, al menos no en la forma o en la cantidad en que cada uno de nosotros lo hubiera necesitado.
Si en alguna ocasión este amor materno ideal hubiera existido, no andaríamos por ahí llamando la atención, acumulando cosas o haciendo canciones, escribiendo para ser vistos, o haciendo pucheros.
"Historias de camareros 30" Los mongers
Hay días que lo notas, la calle está llena de mongers y todos quieren que les pongas "un cortado corto de café pero con más café que leche" o cosas por el estilo.
Rosa es la primera que se da cuenta de que es uno de esos días y cuando llega al bar me mira con los dos ojos desorbitados y me dice "¿Pero qué mongolada es esta?" y entonces sé que le voy a tener que poner lo que ella y yo denominamos "Un café de emergencia"
- ¿Te lo pongo con o sin cafeína?
- Sin cafeína que me darán taquicardias, bueno, corrige, que sea lo que Dios quiera, con cafeína, la vamos a necesitar.
Según avanza la noche nos vamos reafirmando en la apreciación inicial, vamos comentando la jugada y Rosa me dice:
- La del gorrico de la doce, curiosica es la moza, ya me ha llamado tres veces para que le lleve azúcar y las tres le he dicho que lo tiene en la mano
- ¿Y no se da cuenta cuando se lo dices?
- Sí, pero luego se lo cambia de mano y vuelta a empezar, contesta ella.
Uno de esos días una señora dijo que había una hormiga debajo de la mesa, Rosa fue a echar un poco de insecticida, pero como el bote estaba vacío no salió nada. Mientras tanto la señora en cuestión se echaba las manos a la garganta y decía:
- Ahhh Agg que me ahogo, que tengo alergia
- Señoraaa que no he echado nada, que el bote está vacío, le decía la pobre Rosa.
Pero la señora ya se estaba asfixiando ella misma con sus propias manos, y menos mal que su amiga se las quitó del cuello y le convenció de que no había nada de insecticida en el aire, porque ya me veía yo a los cofrades de la hermandad de la Sangre de Cristo, entrando en el bar, para recoger el absurdo cadáver de la clienta.
Si dejamos a un lado al 90% de la gente que es educada y normal y al pequeño porcentaje de seres humanos que por decirlo de algún modo "No están bien del todo" y que merecen todo nuestro respeto y comprensión, nos queda una ínfima pero muy molesta proporción de mongers, esa raza implacable que crece y que nos arrasa de vez en cuando sin remedio.
Nosotros ante esta evidencia, cuando localizamos algún monger en el comedor, nos avisamos, por el buen funcionamiento del negocio y de la convivencia en general, y si por ejemplo Rosa me dice:
- En la cuatro hay uno de Ulán Bator, y yo voy a la cuatro, y lo ratifico, y a la vuelta le digo "el de Ullan Bator es el de la chaquetilla a cuadros ¿verdad?" y ella me contesta "Por supuesto", nos andamos con cuidado, con muchísimo cuidado.
Insisto en que, como en todos los oficios, la mayoría de la clientela es encantadora, si todo el mundo fuera monger el comercio mundial no podría existir, ni tampoco la vida en la Tierra, ni nada, pero para salvaguardar nuestras propias existencias de esta epidemia calamitosa y catastrófica, Rosa y yo hemos sido capaces de identificar al monger de excepcionales cualidades destructivas, del que decimos que tiene "Ocho apellidos mongoles".
Ante esta amenaza no hay cuarto del pánico ni rezo que valga, sólo se puede evitar el contacto al máximo y esperar que su trayectoria se aleje, cual meteorito, para siempre jamás de nuestras vidas, repartiéndonos, como buenos compañeros, el riesgo de atenderlo por turnos:
- Anda, ve tú ahora Quique
- Vale, es verdad, me toca, luego vas tú
- Muy bien, pero luego, luego
- Sí. sí, luego, luego
Y así se van pasando las horas, con más lentitud de lo normal y cuando por fin cerramos nos decimos el uno al otro:
-Mañana será otro día Rosa
- Que descanses Quique
A lo que yo respondo como en la película
- En paz
Rosa es la primera que se da cuenta de que es uno de esos días y cuando llega al bar me mira con los dos ojos desorbitados y me dice "¿Pero qué mongolada es esta?" y entonces sé que le voy a tener que poner lo que ella y yo denominamos "Un café de emergencia"
- ¿Te lo pongo con o sin cafeína?
- Sin cafeína que me darán taquicardias, bueno, corrige, que sea lo que Dios quiera, con cafeína, la vamos a necesitar.
Según avanza la noche nos vamos reafirmando en la apreciación inicial, vamos comentando la jugada y Rosa me dice:
- La del gorrico de la doce, curiosica es la moza, ya me ha llamado tres veces para que le lleve azúcar y las tres le he dicho que lo tiene en la mano
- ¿Y no se da cuenta cuando se lo dices?
- Sí, pero luego se lo cambia de mano y vuelta a empezar, contesta ella.
Uno de esos días una señora dijo que había una hormiga debajo de la mesa, Rosa fue a echar un poco de insecticida, pero como el bote estaba vacío no salió nada. Mientras tanto la señora en cuestión se echaba las manos a la garganta y decía:
- Ahhh Agg que me ahogo, que tengo alergia
- Señoraaa que no he echado nada, que el bote está vacío, le decía la pobre Rosa.
Pero la señora ya se estaba asfixiando ella misma con sus propias manos, y menos mal que su amiga se las quitó del cuello y le convenció de que no había nada de insecticida en el aire, porque ya me veía yo a los cofrades de la hermandad de la Sangre de Cristo, entrando en el bar, para recoger el absurdo cadáver de la clienta.
Si dejamos a un lado al 90% de la gente que es educada y normal y al pequeño porcentaje de seres humanos que por decirlo de algún modo "No están bien del todo" y que merecen todo nuestro respeto y comprensión, nos queda una ínfima pero muy molesta proporción de mongers, esa raza implacable que crece y que nos arrasa de vez en cuando sin remedio.
Nosotros ante esta evidencia, cuando localizamos algún monger en el comedor, nos avisamos, por el buen funcionamiento del negocio y de la convivencia en general, y si por ejemplo Rosa me dice:
- En la cuatro hay uno de Ulán Bator, y yo voy a la cuatro, y lo ratifico, y a la vuelta le digo "el de Ullan Bator es el de la chaquetilla a cuadros ¿verdad?" y ella me contesta "Por supuesto", nos andamos con cuidado, con muchísimo cuidado.
Insisto en que, como en todos los oficios, la mayoría de la clientela es encantadora, si todo el mundo fuera monger el comercio mundial no podría existir, ni tampoco la vida en la Tierra, ni nada, pero para salvaguardar nuestras propias existencias de esta epidemia calamitosa y catastrófica, Rosa y yo hemos sido capaces de identificar al monger de excepcionales cualidades destructivas, del que decimos que tiene "Ocho apellidos mongoles".
Ante esta amenaza no hay cuarto del pánico ni rezo que valga, sólo se puede evitar el contacto al máximo y esperar que su trayectoria se aleje, cual meteorito, para siempre jamás de nuestras vidas, repartiéndonos, como buenos compañeros, el riesgo de atenderlo por turnos:
- Anda, ve tú ahora Quique
- Vale, es verdad, me toca, luego vas tú
- Muy bien, pero luego, luego
- Sí. sí, luego, luego
Y así se van pasando las horas, con más lentitud de lo normal y cuando por fin cerramos nos decimos el uno al otro:
-Mañana será otro día Rosa
- Que descanses Quique
A lo que yo respondo como en la película
- En paz
sábado, 17 de noviembre de 2018
En mis sueños recinto
En mis sueños duermo vestido, con mi abrigo y con mis auriculares puestos, en una especie de centro recreativo. Hay una piscina y enfermeros, que al descubrir mi aspecto de indigente emocional, me dicen que no puedo estar allí.
Me pregunto si la puerta que me señalan, es la salida o la entrada del psiquiátrico, y si será dentro o fuera del recinto, donde encontraré un poco de inteligencia y de comprensión.
Mientras me recompongo del sueño, todavía dentro del sueño, pienso en si sería capaz de atravesar esa puerta y probar otra vez suerte, en otro lugar.
Me pregunto si la puerta que me señalan, es la salida o la entrada del psiquiátrico, y si será dentro o fuera del recinto, donde encontraré un poco de inteligencia y de comprensión.
Mientras me recompongo del sueño, todavía dentro del sueño, pienso en si sería capaz de atravesar esa puerta y probar otra vez suerte, en otro lugar.
domingo, 11 de noviembre de 2018
Facetas
La soledad que es, al parecer, falta de intimidad, le quita a la vida el poco sentido que tiene.
A mi cada día me resulta más extraño que una personalidad escindida como la mía, con tantas facetas, esté tan despoblada, tan vacía, pudiendo encajar con tanta gente por tantos lados.
Quizá sea así porque cada faceta está ligada a las demás por un juego de varias aristas.
Así que esfuerzo en redondeárme ,en limar mis cantos, para llegar a ser una esfera, que pueda rodar por el mundo de una a a otra mano, en la esperanza de que este esfuerzo merezca la pena.
A mi cada día me resulta más extraño que una personalidad escindida como la mía, con tantas facetas, esté tan despoblada, tan vacía, pudiendo encajar con tanta gente por tantos lados.
Quizá sea así porque cada faceta está ligada a las demás por un juego de varias aristas.
Así que esfuerzo en redondeárme ,en limar mis cantos, para llegar a ser una esfera, que pueda rodar por el mundo de una a a otra mano, en la esperanza de que este esfuerzo merezca la pena.
viernes, 9 de noviembre de 2018
Luz
Salgo a la calle en una mañana nublada y una luminosidad densa, como una miel grisácea y turbia, sucia de años, se vierte sobre mis párpados entrecerrándolos a mi pesar
Intento ver un mundo que me llena de polvo y plumas las pestañas, y entre las pegajosas hebras de legañas almibaradas, que se entreabren con mi esfuerzo, alcanzo a ver apenas las baldosas del pavimento que voy pisando, y de reojo, las ventanas vacías de los edificios que me protegen, proyectando sobre mi la la penumbra en la que habito
Llego casi a tientas, al café que frecuento por las mañanas, y me pongo a escribir a través de las telas de araña de mis cataratas glaucas, que reciben el bálsamo de la claridad indirecta y aterciopelada, de la luz artificial.
Intento ver un mundo que me llena de polvo y plumas las pestañas, y entre las pegajosas hebras de legañas almibaradas, que se entreabren con mi esfuerzo, alcanzo a ver apenas las baldosas del pavimento que voy pisando, y de reojo, las ventanas vacías de los edificios que me protegen, proyectando sobre mi la la penumbra en la que habito
Llego casi a tientas, al café que frecuento por las mañanas, y me pongo a escribir a través de las telas de araña de mis cataratas glaucas, que reciben el bálsamo de la claridad indirecta y aterciopelada, de la luz artificial.
jueves, 8 de noviembre de 2018
En mis sueños viaje nocturno
En mis sueños viajo en un autobús nocturno en el que me encuentro con una vieja conocida. Me cuenta que está perdida, la consuelo y la ayudo a pasar la noche durmiendo con ella, entrelazado
Al despertarme ya no está conmigo, ha buscado refugio bajo unos asientos, donde ha montado una especie de guarida, con un saco de dormir, parapetada tras sus maletas.
Descubro entonces que han desaparecido todas mis pertenencias, y que sin embargo, ella ha conservado las suyas
Al llegar a nuestro destino sus amigas vienen a buscarla a la parada.
Al despertarme ya no está conmigo, ha buscado refugio bajo unos asientos, donde ha montado una especie de guarida, con un saco de dormir, parapetada tras sus maletas.
Descubro entonces que han desaparecido todas mis pertenencias, y que sin embargo, ella ha conservado las suyas
Al llegar a nuestro destino sus amigas vienen a buscarla a la parada.
miércoles, 7 de noviembre de 2018
Horizonte
Cambiar de perspectiva
Hacer las maletas
Deshacerse de lo inconfesable
Mudar las sábanas justo antes de la partida
Marchar al fin, y abandonar un camino agotado y sin rumbo,
por el horizonte estrellado y vertical de los muertos
Hacer las maletas
Deshacerse de lo inconfesable
Mudar las sábanas justo antes de la partida
Marchar al fin, y abandonar un camino agotado y sin rumbo,
por el horizonte estrellado y vertical de los muertos
viernes, 2 de noviembre de 2018
Furgoneta
Veo a un tipo meter una bicicleta en una furgoneta y pienso que él, a pesar de todos sus medios de transporte, tampoco sabe a dónde está yendo, dentro de un planeta, que según he leído hace poco, no se mueve en una órbita elíptica alrededor del Sol, porque este, viajando también dentro de la Vía Láctea, arrastra a los planetas, a sus satélites y a sus cometas a través del espacio, haciéndolos girar en una especie de espiral helicoidal, parecida a una escalera de caracol o a la doble hélice del A.D.N.
Todo lo anterior es , además relativo, porque , según me decía el otro día un amigo, como la galaxia y el mismo Universo están a su vez en movimiento, es imposible determinar dónde está cada elemento en relación a otro en un momento dado".
Y esta es la divagación que empieza con el tipo que mete una bicicleta en una furgoneta.
Todo lo anterior es , además relativo, porque , según me decía el otro día un amigo, como la galaxia y el mismo Universo están a su vez en movimiento, es imposible determinar dónde está cada elemento en relación a otro en un momento dado".
Y esta es la divagación que empieza con el tipo que mete una bicicleta en una furgoneta.
miércoles, 31 de octubre de 2018
Tranquilo
Me acerco una y otra vez a los demás, como las avispas a las plantas, para libar de ellas un néctar, un bálsamo que alivie mi soledad
En esta busca pierdo a poca energía que aún me pertenece, y que vierto en una especie de eyaculación onanista al vacío del mundo, de donde nada vuelve nunca.
Ceso entonces en mi empeño y surge en mi una sensación de fuerza en las plantas de mis pies, que asciende, como la savia por las raíces de una encina, por mis gemelos, por mis muslos y por el tronco de mi espina dorsal, para llegar a las agitadas hojas que forman las neuronas en mi cerebro.
Es esta una energía que procede de la quietud, de la ausencia de sentido, de objetivo y de ilusiones. Que procede de la certeza de la inutilidad del tiempo y de su paso constante y distraído. De la noción de saberme un ser sin par.
Es una potencia arbórea que surge de la desesperanza y de la derrota, cuyos anclajes impiden ya que pueda ejercerla para ir a cualquier parte, y que por el contrario me obligan a quedarme aquí, por fin, varado, pero también fuerte y tranquilo.
En esta busca pierdo a poca energía que aún me pertenece, y que vierto en una especie de eyaculación onanista al vacío del mundo, de donde nada vuelve nunca.
Ceso entonces en mi empeño y surge en mi una sensación de fuerza en las plantas de mis pies, que asciende, como la savia por las raíces de una encina, por mis gemelos, por mis muslos y por el tronco de mi espina dorsal, para llegar a las agitadas hojas que forman las neuronas en mi cerebro.
Es esta una energía que procede de la quietud, de la ausencia de sentido, de objetivo y de ilusiones. Que procede de la certeza de la inutilidad del tiempo y de su paso constante y distraído. De la noción de saberme un ser sin par.
Es una potencia arbórea que surge de la desesperanza y de la derrota, cuyos anclajes impiden ya que pueda ejercerla para ir a cualquier parte, y que por el contrario me obligan a quedarme aquí, por fin, varado, pero también fuerte y tranquilo.
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