No hay que guardar las viejas cartas
Las palabras, para quien sabe leerlas, son como una lluvia fina que cala, se queda dentro y ya no se puede hacer nada para sacarlas
Sólo lo que es permeable hace posible que crezca la hierba allí donde el agua se filtra . Al los restantes, fabricados en aluminio y hormigón, las gotas les son ajenas y de nada sirve verter y verter diluvios sobre ellos.
Nada ni nadie cambia, no somos serpientes ni mudamos de piel
Ayer noche lloviznó sobre la ribera. Las plantas y los caracoles se alimentan y crecen
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