domingo, 20 de noviembre de 2016

Desnudez

   Era yo un adolescente cuando una tarde me subió mucho la fiebre, comencé a sudar, me encontraba al borde del desmayo, era verano.

  La chica que estaba allí ayudándonos , pues en la casa de mi tía nos juntábamos a veces hasta veinticuatro personas y muchos niños, tras darme un vaso de agua y una aspirina. me llevó a mi cuarto para que me tumbase y me tapó con una colcha. No había más adultos en la casa.

  De repente me dijo muy suavemente:

  - ¿Quieres que te ponga el pijama?

  -  Sí, contesté, yo solo no podía.

   Lo hizo con un cuidado casi maternal, sacó de mi cuerpo la ropa totalmente empapada y me puso  mi seco y reconfortante pijama.

   Me sentí cuidado y respetado en aquel mi cuerpo adolescente que tanto había sufrido en otras ocasiones.

   - Muchas gracias le dije, ella salió de la habitación suavemente, sin hacer ningún ruido  y yo caí rendido,

   Me recuperé pronto y el verano pasó rápido. Por supuesto nunca volvía a verla.

   Pasamos por las vidas de los demás como sin darnos cuenta y sólo algunos detalles se nos quedan dentro, como si tuviéramos en la cabeza una despensa, una bodega, de la que abastecernos y poder rumiar la vida propia y ajena.

 

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