No he oido nunca a nadie hablar de la desigualdad con uno mismo. de uno mismo con su yo del pasado, con el del futuro que es nuestra expectativa de nosotros mismos, y con la propia auto imagen del presente, y hablo de desigualdad porque todo estos yoes son diferentes unos de otros.
En esa interacción de uno mismo consigo mismo en el tiempo surge el conflicto, uno le recrimina a otro lo que debería haber hecho y no hizo, o lo que a otro le sale mal o no se no se atreve a hacer.
Todo esto se ve a simple vista interior, no hace falta formación académica para verla, y ¿si uno discute con uno mismo, cómo no discutirá con los demás y con sus diferentes yoes?
Esto además de la obvia lectura tiene otra bastante más halagüeña; la humanidad lleva milenios lidiando con esta desigualdad interior y con la exterior y si hemos seguido cooperando sin destruirnos por completo ha sido gracias a virtudes que casi nunca mencionamos, como la humildad, la paciencia, la compasión (en el sentido oriental del término), la bondad, el amor y otras tantas que a pesar de todo las calamidades que hemos creado para nosotros y para los demás, existen y son signos inequívocos de que hay un hilo de esperanza para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario