Hace muchos años una buena amiga me preguntó:
- ¿Y eso de estar deprimido, de tener una depresión cómo es? ¿Qué es lo que sientes, cómo te sientes?
A lo que yo tras pensar un poco contesté:
- ¿A ti se te ha muerto alguna vez alguien importante?
- Sí, claro
- Vaya, pues lo siento mucho, pues así es como me siento yo todos los días, como si se me hubiera muerto alguien, cuando estoy mejor como si se me ubiera muerto un conocido y cuando estoy peor como si se me hubiera uerto alguien muy cercano.
- Vaya, ahora lo entiendo, dijo ella.
De hecho, yo que he tenido mucha suerte con la muerte, pude comprobar al fallecer una tía mía muy querida, hace pocos años, que mi estado de ánimo fue peor por la noticia, pero la esencia era la misma, una tristeza que no es de este mundo.
Hace unos meses falleció mi padre, alque he tenido la fortuna de haber tenido conmigo cincuenta años y me ocurrió lo mismo. Lloré y estuve más triste de lo normal, que aunque en mi caso es mucho, todavía es siempre posible estarlo más, pero no tuve el bajón tremendo que tuvieron otras personas muy cercanas, porque ellas partíán de un estado de ánimo normal, más o menos alegre, porque cuando él murió yo ya estaba allí abajo, así de hundido, como ellas estaban durante los primeros días tras su muerte.
Cuando el duelo vaya pasando estas personas recuperarán parte de esa alegría que ahora han perdido, ojalála la recuperen toda, y yo volveré a un estado cercano al que ahora tengo.
Cuando pienso en esto llego a la conclusión de que la depresión es una especie de duelo constante, por la pérdida de uno mismo, por uno mismo, y si esto es así ¿Cómo se recuperará alguien de su propia pérdida? No sé si esto esposible, lo que sí es posible es reponsabilizrse de este sentimiento y aprender a vivir con él, y en esto, qué remedio nos queda, estamos.
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