Un maestro de música de mediana edad sale a caminar desde hace años por el parque. Todas las mañanas a primera hora, antes de ir a trabajar, se coloca sus auriculares y hace el mismo recorrido, siempre el mismo, escuchando siempre la misma grabación, de tal forma, que a cada tramo de su trayecto le corresponde un pasaje de las seis patitas de Bach. Este paseo cotidiano es un gran placer para él, le da paz , le devuelve la esperanza en el sentido música y en cierto modo en si mismo, es su terapia y por nada del mundo renunciaría a él.
Un buen día, justo en la mitad de la recta más larga de su paseo escucha asombrado un ruido, un "clac" apenas audible, parecido al que hacían las agujas de los tocadiscos de su juventud cuando los vinilos se rayaban, a este clac, además, le acompaña en su cerebro una punzada, un rápido aunque doloroso alfilerazo que le atraviesa la cabeza desde la coronilla hasta el ojo izquierdo. se para un momento aturdido, y tras comprobar que es una dolor momentáneo, acaba su vuelta al parque y regresa a casa.
Mientras se ducha lo recuerda y no puede creerlo, ha estado escuchando la misma grabación digital que oye a diario. No puede ser, piensa intentando tranquilizarse bajo el agua caliente, habrá sido un ruido del exterior, alguna ventana que se haya golpeado en la distancia, o algo así, y la punzada aunque ha sido intensa no tendrá importancia, se dice intentando quitársela.seguramente nunca volverá a repetirse,
Al día siguiente, sin embargo, vuelve a ocurrir lo mismo, y también al siguiente, y al siguiente. Todo se reproduce, el clac en el mismo lugar de la caminata, la dura punzada, el miedo. y nuestro paseante empieza a angustiarse, a encontrarse realmente mal, de modo que acaba por dejar de salir a pasear, Tanto se obsesiona, y tan mal le hace sentir la experiencia de ese "clac" que no se le va de la cabeza, que al despertarse por la mañana es lo primero que acude a su imaginación, el pensar en él le da arcadas, a veces incluso vomita el desayuno, los mareos que cada vez más acuciantes le hacen tener que volver a la cama y algunos días incluso llega a faltar al trabajo.
Después de un par de semanas llenas de turbaciones y de angustia luchando contra "el clac", decide ir al médico,
Una vez en la consulta saltan todas las alarmas. Tras un montón de pruebas acude a realizarse una resonancia magnética cerebral.
El médico le cita para darle los resultados, se lo señala en la prueba, entonces lo ve y lo comprende: justo en el punto donde debía reproducirse ese momento musical, en ese preciso lugar de esa circunvolución cerebral está el "clac" y tiene forma de tumor.
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