lunes, 19 de noviembre de 2018

Teatro

Todos tenemos la necesidad de sentir que somos alguien, algo.Y es así como otorgamos a esa misma esencia a los demás actores en nuestra pequeña obra de teatro.

Da igual el papel que nos auto adjudiquemos, o el que le demos a los demás. Da igual si estos no se ajustan a la realidad, si es que esta existe, da igual, mientras continúe la ficción.

Saber todo esto tampoco arruina la obra, la puesta en escena, porque esta es nuestra razón de ser. No podemos evitar subir a las tablas, de hecho sólo bajamos de ellas cuando dejamos el mundo, y aun así, nuestros personajes, pueden ser resucitados, como fantasmas, o como recuerdos, en las mentes de otros intérpretes, protagonistas también de sus propios libretos, en esta telaraña de obras que es la vida humana.

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