viernes, 9 de noviembre de 2018

Luz

Salgo a la calle en una mañana nublada y una luminosidad densa, como una miel grisácea y turbia, sucia de años, se vierte sobre mis párpados entrecerrándolos a mi pesar

Intento ver un mundo que me llena de polvo y plumas las pestañas, y entre las pegajosas hebras de legañas almibaradas, que se entreabren con mi esfuerzo, alcanzo a ver apenas las baldosas del pavimento que voy pisando, y de reojo, las ventanas vacías de los edificios que me protegen, proyectando sobre mi la la penumbra en la que habito

Llego casi a tientas, al café que frecuento por las mañanas, y me pongo a escribir a través de las telas de araña de mis cataratas glaucas, que reciben el bálsamo de la claridad indirecta y aterciopelada, de la luz artificial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario