jueves, 19 de abril de 2018

Defensa del desorden

El orden me ha causado siempre el mismo desasosiego que a las personas supuéstamente ordenadas les causa el desorden, y me ha hecho preguntarme ¿Porqué tengo que sufrir yo y no los demás la imposición de una forma de vivir cuando son mis cosas de las que hablamos?

Seguramente esta opresión  que me provoca el orden tiene que ver con que este, como digo, es una imposición y el desorden sin embargo es un acto de creación en si mismo. También tiene que ver con este padecimiento, el que las personas que exigen orden a los demás, son a veces las que menos orden interno tienen. Por eso les molesta ver cosas "fuera de lugar", porque les conectan con ese caos interno del que huyen mediante el orden externo, pero que se ven obligados a ver claramente en el espejo de la desorganización ajena.

Ser ordenado no es lo natural, lo parece porque la sociedad lo exige, y lo impone artificialmente, desde la infancia, a las pobres criaturas.

Ser ordenado es ser sin duda rígido y poco creativo, sin más.

Ser desordenado, como la naturaleza, es una forma de ser como otra cualquiera que ha sido estigmatizada y que parece no tener derecho a existir, pero la diversidad también es esto. No es sólo diversa la gente que es diferente por fuera, que es de otro color, que viene de otro país o que posee otra cultura.

Los desordenados también somos diversos, reclamamos respeto y  nuestro espacio para estar a gusto en medio de nuestro desorden, como es natural.

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