viernes, 11 de diciembre de 2015

Maullido



   Mi voz se ha ido silenciando dolorosamente y pulula ahora, del mismo modo, por el papel.

  Mientras escribo esto, descubro que en mi caso la escritura es el silencio de la palabra, del canto, del sollozo, del llanto de apego materno, del aullido desesperado.

  Pienso en el "Aullido" silencioso del poeta Ginsberg, aunque también lo he oído alguna vez declamado acompañado por una banda que tocaba mientras tanto, blues.

  Me sonrío y me imagino que a  mi que me gustan tanto los gatos y que soy de natural pacífico, podría darme por escribir un silencioso maullido para echar abajo las paredes de este cuarto, de esta cápsula del tiempo, de mi pequeño mundo. para salir por fin afuera.


2 comentarios:

  1. He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la
    locura, famélicos, histéricos, desnudos,
    arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de
    un colérico picotazo,
    pasotas de cabeza de ángel consumiéndose por la primigenia conexión
    celestial con la estrellada dinamo de la maquinaria de la
    noche,
    que, encarnación de la pobreza envuelta en harapos, drogados y con
    vacías miradas, velaban fumando en la sobrenatural
    oscuridad de los pisos de agua fría flotando sobre las
    crestas de la ciudad en contemplación del jazz,
    que desnudaron sus cerebros ante el Cielo bajo el El* y vieron
    tambalearse iluminados ángeles mahometanos sobre los
    tejados de las casas de alquiler,
    que atravesaron las universidades con radiantes ojos tranquilos,
    alucinando Arkansas y tragedias de luz-Blake entre los
    escolásticos de la guerra,...etc.

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