Hoy por la mañana han venido los operarios a dar de baja el gas y a llevarse la caldera. Ya no podía más con la rata que se había colado dentro, sus chillidos a todas horas y las uñas largas , afiladas y duras con las que arañaba el el interior metálico, no me dejaba ni un ni un segundo de paz, llevaba meses sin dormir tres horas seguidas, me tenía exahausta.
Los operarios me han dicho que no había nada raro en la caldera, y mucho menos ningún ser vivo, que cómo iba a sobrevivir allí, señora, una rata, pero yo sabía que estaba dentro y dentro se la han llevado.
Por la tarde han venido otros operarios a instalar el termo del agua caliente, todavía no entiendo cómo he tenido la suerte de que me hicieran el cambio el mismo día. A estos técnicos no les he querido decir nada de la rata, bastante me ha hecho sufrir ya el bicho ese, prefiero ni acordarme.ya ellos no les hacía ninguna falta saber lo que pasaba.
Hace un rato, mientras cenaba he vuelto a oirla, a la rata, ahora se ha metido en el termo del agua la muy hija de puta, tenían que haber cerrado bien las cañerías antes de quitar la caldera en vez de cachondearse a mis espaldas, ahora estaré otra vez sin dormir toda la noche, si por lo menos pudiera caer rendida o morir de agotamiento, si por fin todo acabara, haría cualquier cosa con tal de descansar.
Y mañana ¿Qué haré mañana? Porque mañana seguro que sigue ahí la puta rata, ahora es tarde pero llamaré mañana a primera hora para que vengan a cambiar otra vez el calentador por otro, auque sea más grande.
Lo que no pienso hacer es llamar de nuevo al psiquiatra, eso ni por encima de mi cadaver, ni un duro más me saca el tío ese.
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