Muchas veces, los defensores de una idea justa, en este caso el feminismo, intentan buscar hechos históricos que desmonten la versión de la historia, sobre las que se asientan las teorías de los oponente, en este caso las patriarcales, con las que se han intentado justificar los milenios del maltrato recibido por las mujeres.
Los antropólogos modernos han conseguido todos estos datos objetivos, con los que se demuestra que las sociedades en todos los tiempos y puntos del planeta, no fueron de forma inevitable y natural patriarcales, y que la mujer jugó, a pesar del general sometimiento, un papel destacado en la evolución de la humanidad.
Esto está muy bien, porque es bueno conocer la verdad y la historia, y también porque se consigue negar la mayor, y con ella el tramposo discurso patriarcal.
Pero para asentar esta idea justa, ni siquiera habría hecho falta toda esta investigación. Para apuntalar unas idea, como digo justa, no es necesaria una justificación histórica, pues ella misma por si misma se sostiene, y no hay mas que sentirla y verla para ver que es verdadera.
Aunque la historia entera hubiera sido tal y como nos la han contado los hombres desde siempre (Aunque ya hemos dicho que no es ni mucho menos así) habría llegado el momento de cambiarla, porque es necesario y es de justicia, y con eso es más que suficiente
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