Esto, sin dejar de ser una barbaridad era también un procedimiento de reciclaje bastante logrado, y coherente con la verdad, aunque esta fuera espantosa.
La gente no se veía obligada a criar a niños que no querían y los expósitos, si sobrevivían, crecían en hogares donde en algún momento habían sido deseados y no se les obligaba a existir para siempre con esa falta irreparable de ese primer y necesario amor absoluto.
No es que esté yo abogando por la vuelta de semejante crímen institucionalizado,pues los derechos humanos, y sobre todo los de los niños, son para mí lo más sagrado que existe. Solamente reflexionaba sobre los expósitos.
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