Una bandada de pequeñas golondrinas realizan de nuevo su danza, batiéndose en círculo en el pedazo de atmósfera que se soporta entre la ribera y las aguas del río. Acariciadas por el Sol, aún sobre el aire húmedo, desentumecen sus pequeños cuerpos y sus alas, mientras pequeñas gotas de agua suspendidas por el cierzo, refrescan sus párpados cerrados y sus picos abiertos. Con este baile millones de veces dibujado los pájaros se llenan de gozo y llenan de gozo al mundo.
Qué hermoso e todo lo que se repite una y otra vez sin razón, sin pensamiento, siendo su único sentido perpetuar la acción, el movimiento. Qué hermoso es entonces todo, todo lo que acontece.
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